El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) demanda al régimen de Daniel Ortega que ponga en libertad a Monseñor Rolando Álvarez, quien cumplió tres días de detención junto a sacerdotes, seminaristas y un camarógrafo que se encontraban acompañándolo en la Curia Episcopal de Matagalpa, asaltada el viernes, 19 de este mes.
«Los nicaragüenses vivimos un fin de semana silencioso y en zozobra, sin noticia alguna de Monseñor Rolando Álvarez, preso en la casa de sus padres y sin conocer el estado de los sacerdotes, seminaristas y camarógrafo, detenidos en el chipote. Exigimos información sobre el estado físico de todos», refiere el Cenidh.
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La organización defensora de derechos humanos reprocha que «el papa Francisco ya conoce los antecedentes de diálogos en los que la misma iglesia participó. Todos fracasaron por falta de voluntad del régimen y estos antecedentes nos recuerdan lo frustrante que resultan los diálogos con los tiranos si no se establecen las condiciones necesarias para hacerlo viable y esto pasa por el desmontaje de la represión en las calles y la libertad de más de 190 personas presas políticas», expresa el Cenidh.
La madrugada de este lunes, 22 de agosto, se cumplieron 48 horas de la detención arbitraria en contra de monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa.
A diferencia del también administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, quien está en «resguardo domiciliar», es decir, bajo casa por cárcel; los otros acompañantes que están presos en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) de Managua, son el primer y segundo vicario de la catedral de San Pedro, de Matagalpa, José Luis Díaz y Sadiel Eugarrios, respectivamente; así como los sacerdote Ramiro Tijerino—rector de la Universidad Juan Pablo II—y el padre Raúl González.
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Hasta el momento se desconoce de la situación legal que atraviesa monseñor Álvarez, sus sacerdotes y laicos. Según fuentes la Policía ha restringido la visita familiar al prelado de Matagalpa y a los otros religiosos detenidos en ese contexto tampoco los mantiene incomunicados.
Álvarez, de 55 años, es el primer obispo arrestado desde el retorno al poder de Ortega (2007), cuyas relaciones con la Iglesia católica, la religión y los creyentes en Nicaragua han estado plagadas de fricciones a lo largo de 43 años.
Ya son 10 sacerdotes encarcelados por el régimen de Daniel Ortega, a los que los que han señalado por delitos comunes. La dictadura de Nicaragua se ha ensañado contra la Iglesia católica a los que ha tildado de «diabólicos» y «traidores».