Un grupo de exmandatarios de Iberoamérica, aglutinados en la Iniciativa Democrática de España y las Américas (Idea), solicitó al papa Francisco públicamente, a través de un pronunciamiento, una «firme postura de defensa del pueblo nicaragüense y su libertad religiosa» ante la escalada represiva de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo que mantienen a Nicaragua bajo su mano de hierro.
Los exjefes de Estado firmantes explican que la libertad de conciencia y libertad religiosa son parte estructural del conjunto de derechos humanos y del desarrollo de personalidad de cada individuo, que en Nicaragua son violados por el régimen autoritario encabezado por la pareja dictatorial.
«… es con preocupación agravada que observamos lo que acontece en Nicaragua bajo la primitiva dictadura de los Ortega-Murillo, que luego de perseguir y criminalizar a los liderazgos políticos y sociales como de cercenar de modo radical toda la libertad de expresión y de prensa, ahora avanza hacia la persecución de los líderes episcopales católicos, los sacerdotes y las religiosas, incluso expulsándolos – como en el caso de las emblemáticas Misioneras de la Caridad – del territorio nacional», señala el pronunciamiento de los miembros de Idea.
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Los expresidentes afirman que los derechos que ha violado la dictadura de Nicaragua están contenidos en la Declaración Americana de Derechos Humanos y la Declaración de San Francisco, estos haberes son el derecho de profesar libremente una creencia religiosa que puede ser manifestada en público o privado y es considerada inherente al ser humano en su dimensión personal y espiritual.
«La libertad religiosa, cuyo culto se ejerce de manera generalmente colectiva y en espacios públicos, al tocar aspectos neurálgicos del ejercicio de otros derechos, incluidos los políticos, como los derechos a la asociación, a la reunión, e incluso a la circulación y residencia, en la experiencia contemporánea, viene dando lugar a persecuciones de poblaciones y colectividades por motivos religiosos por parte de Estados y gobiernos que se han separado de sus compromisos con la libertad», destacan.
«El propósito es palmario, a saber, destruir las raíces culturales y espirituales del pueblo nicaragüense a fin de dejarlo en la anomia y hacerlo fácil presa de dominio mediante la destrucción de su dignidad y la fractura de sus raíces culturales, como lo revela la reciente clausura de su emblemática Academia de la Lengua», añaden.
Los expresidentes de España, Costa Rica, Colombia, Chile, Uruguay, Paraguay, Panamá, México, El Salvador, Colombia, Ecuador, Argentina y Bolivia expresaron su preocupación por la «quema de iglesias y la salvaje destrucción de las imágenes del culto católico, avanza en una línea de destrucción de bases sociales y antropológicas» que les recuerda a la quema de libros judíos, socialistas y pacifistas y de bibliotecas enteras por los partidarios del régimen nacional socialista alemán en 1933.
«Exhortamos, pues, a la opinión pública de nuestros países a mantener una respuesta comprometida con el rechazo de este morbo que amenaza la paz; instamos a las distintas confesiones religiosas a expresar su igual censura; y, en lo particular, dado lo que acontece bajo la dictadura Ortega-Murillo», finaliza la declaración.
Persecución a la Iglesia en Nicaragua
La arremetida de la dictadura contra la Iglesia incluye el encarcelamiento de tres sacerdotes: monseñor Leonardo Urbina, padre Manuel Salvador García y el padre Óscar Benavidez, este último fue detenido el pasado 14 de agosto, según confirmó la Diócesis de Siuna.
El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, cumple hoy, 17 de agosto, 14 días encerrado en la Curia Episcopal. La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ordenó mantenerle retenido en la sede del episcopado de la ciudad por tiempo indefinido. La sancionada Policía mantiene un cerco de oficiales en las afueras de la Curia impidiendo su labor pastoral y violando el derecho constitucional a la libre movilización.
El sacerdote Sebastián López, párroco de Santa Lucía en Ciudad Darío, departamento de Matagalpa, ofició una misa matutina en el atrio de la Iglesia que administra, ante el asedio policial. Los oficiales de la dictadura se apostaron en las afueras del templo e impidieron que la feligresía ingresara a la parroquia para participar de la misa programada en horas de la mañana de ayer, martes.
El régimen también orientó el cierre de una docena de radios y canales de televisión de la Iglesia e independientes en su delirio furibundo por acallar todo resquicio de voz disidente que no responda a los intereses de la familia dictatorial.