El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) considera que la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha profundizado la persecución contra la Iglesia católica, sus obispos y sacerdotes a raíz de los más recientes hechos de represión como la detención de tres religiosos, la profanación de una capilla, el bloque de la feligresía para asistir a misa y el encierro policial que mantiene contra el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez Lagos.
«El régimen Ortega Murillo ha profundizado la represión contra la iglesia y sus sacerdotes en los lugares más apartados de Nicaragua, pero ellos han demostrado que con su trabajo pastoral logran vencer cualquier limitación», denunció el Cenidh en su cuenta de la red social Twitter que acompañó de un video donde resume los últimos actos hostiles contra la Iglesia ordenados por la dictadura.
La arremetida de la dictadura contra la Iglesia incluye el encarcelamiento de tres sacerdotes: monseñor Leonardo Urbina, padre Manuel Salvador García y el padre Óscar Benavidez, este último fue detenido el pasado 14 de agosto, según confirmó la Diócesis de Siuna.
El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, cumple hoy, 17 de agosto, 14 días encerrado en la Curia Episcopal. La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ordenó mantenerle retenido en la sede del episcopado de la ciudad por tiempo indefinido. La sancionada Policía mantiene un cerco de oficiales en las afueras de la Curia impidiendo su labor pastoral y violando el derecho constitucional a la libre movilización.
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El sacerdote Sebastián López, párroco de Santa Lucía en Ciudad Darío, departamento de Matagalpa, ofició una misa matutina en el atrio de la Iglesia que administra, ante el asedio policial. Los oficiales de la dictadura se apostaron en las afueras del templo religioso e impidieron que la feligresía ingresara a la parroquia para participar de la misa programada en horas de esta mañana.
El régimen también ordenó el cierre de una docena de radios y canales de televisión de la Iglesia e independientes en su delirio furibundo por acallar todo resquicio de voz disidente que no responda a los intereses de la familia Ortega Murillo.