La Fiscalía presentó sus testigos en el caso contra Martha Candelaria Rivas Hernández, acusada de «falso testimonio» luego de desmentir que el padre Manuel Salvador García la golpeara. Pese a esto, el religioso fue condenado a dos años de prisión por el supuesto delito de amenazas con arma contra cinco personas. Entre los denunciantes figura la expareja de Rivas como «testigo clave».
En la ampliación de pruebas contra el padre de Nandaime, la Fiscalía decidió presentar al exesposo de Rivas Hernández para «declarar» que la ciudadana fue agredida por el cura la noche del 30 de mayo. Además de encargarse de afirmar que «tiene una relación con el sacerdote desde 2021 y que él autorizó, que le hicieran una segunda declaración a su hija de 15 años», de acuerdo con la información publicada por el medio digital Despacho 505.
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Mediante el anticipo de pruebas, la joven había confirmado la versión de su mamá, ya que señaló que el golpe que tenia cerca de la nariz fue accidental, y que fue en un momento de desesperación que pidió ayuda a personas que estaban frente a la iglesia, situación que posteriormente llevó al sacerdote a salir a modo de defensa pensando que los habitantes querían ingresar al templo.
La acusación y sentencia contra el padre Manuel García se basó en en un vídeo del 30 de mayo divulgado en redes sociales donde el párroco salió con un machete, supuestamente amenazando a un grupo de personas que estaban asediando la parroquia Jesús Nazareno en Nandaime, tras acusar al religioso de haber agredido a Rivas Hernández, misma que semanas después fue arrestada por la Policía orteguista por el supuesto delito de «falso testimonio».
El padre Manuel García fue detenido el primero de junio, siendo el primer religioso a quien la dictadura orteguista mantiene tras las rejas acusándolo de delitos comunes. El sacerdote se suma a más de 190 presos políticos en Nicaragua.
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Durante el juicio contra la ciudadana, la Fiscalía también incluirá otra declaración que la quinceañera brindó ante la Policía con el consentimiento de su papá, en la cual señala que su madre discutió frecuentemente con el sacerdote cuando le revisaba el celular y que esa noche de mayo, se agredieron físicamente cuando se encontraban en la casa cural.
A pesar de que la supuesta víctima de «violencia» se retractó de la acusación que hizo ante los medios oficialistas en contra del sacerdote García Rodríguez, la justicia del régimen de Ortega le mantiene la causa abierta, señalándolo del delito de agresión. El judicial aplicó la condena en su contra el miércoles, 22 de junio, de dos años de prisión más 200 días multa, equivalente a 14,116 córdobas.
