Después de cinco días bajo asedio y sitiado por la Policía, al servicio del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, el obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando Álvarez, regresó a su sede episcopal «escoltado» por dos patrullas policiales que se mantuvieron apostadas en las afueras y calles aledañas de la parroquia Santo Cristo de Las Colinas en Managua.
Monseñor Carlos Avilés Cantón, vicario de la Arquidiócesis de Managua, confirmó a Artículo 66 que el obispo Álvarez dejó la parroquia Santo Cristo de Las Colinas este lunes, 23 de mayo, a las 7:00 de la mañana y que ya está en la Curia Episcopal de Matagalpa donde atiende a la feligresía. «Tal vez más tarde o por la noche da una declaración (monseñor Rolando Álvarez)», dijo el sacerdote Avilés Cantón.
Monseñor Álvarez denunció el pasado jueves, 19 de mayo, que la Policía orteguista lo asedió y persiguió durante todo el día cuando realizaba diligencias y visitas a su familia en Managua, al límite que llegaron a asediarlo hasta su casa familiar, lo que consideró un «recrudecimiento» de la persecución en su contra. Ese mismo día anunció que iniciaría un «ayuno indefinido», de agua y suero.
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Tras conocerse el retorno del obispo Álvarez, las instalaciones de la Curia Episcopal de Matagalpa y Cáritas Diocesana fueron rodeadas por efectivos de la Policía del régimen orteguista, en plena escalada de persecución de la dictadura contra la Iglesia nicaragüense.
El acoso de la dictadura contra la Iglesia incrementó luego que este fin de semana, feligreses en distintas ciudades de la Diócesis de Matagalpa salieran en procesión con el Santísimo Sacramento para apoyar a su obispo, monseñor Rolando Álvarez, quien denunció hostigamiento en su contra.
El purpurado decidió quedarse en Managua desde el 19 de mayo porque varios sacerdotes de la Diócesis le notificaron que la Policía instaló una serie de retenes en toda la carretera que conduce al departamento, pero este lunes, 23 de mayo, decidió retornar a su sede episcopal en Matagalpa.
Un día después de anunciar el ayuno y oración indefinidos, el régimen de Ortega-Murillo ordenó a las cableras del país sacar de la parrilla de televisión por suscripción al Canal 51, Canal Católico propiedad de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN).
La decisión de censurar al medio de comunicación fue informada por la empresa Claro, la misma que desligó responsabilidad y señaló que la acción vino de parte del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor).