En una escalada represiva contra la Iglesia católica y sus sacerdotes, el hijo de los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo, Juan Carlos Ortega Murillo, publicó un tuit en señal de ataque contra los obispos de Nicaragua señalando que «bajo cada sotana hay un hombre común, lleno de vicios, avaricia y pensamientos impíos».
El sancionado directivo del oficialista Canal 8 es uno de los más polémicos de la familia dictatorial, usa su cuenta en la red social Twitter para abalanzarse contra quien critique a sus padres, quienes mandan en el país con mano de hierro y mantienen en prisión a más de 180 personas presas políticas por exigir justicia, libertad y democracia.
El mensaje de Ortega Murillo se da en un contexto de máxima tensión en la nula y extinta relación entre la Iglesia y la dictadura nicaragüense que ha decidido emprender una persecución, asedio y hostigamiento contra el sacerdote Harving Padilla, párroco de la Iglesia San Juan Bautista de Masaya y el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez.
Esta no es la primera vez que los religiosos son criticados por Juan Carlos Ortega, quien ha dicho que la Iglesia propicia la división con fines políticos. Además, sigue el discurso de sus progenitores, quienes en su «guerra» creada contra los obispos los tildan de «golpistas, satánicos y manipuladores»
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Las parroquias Santo Cristo de Las Colinas en Managua, donde está resguardo monseñor Álvarez, y la Iglesia San Juan Bautista en Masaya están sitiadas por un fuerte dispositivo de oficiales de la Policía y este domingo, 22 de mayo, no han permitido el ingreso de los fieles a misa.
Álvarez denunció que dos sacerdotes, que llegarían a concelebrar una misa este día, fueron insultados y agredidos verbalmente por los oficiales de policías que mantienen sitiada la parroquia donde realiza una jornada de ayuno y oración indefinido ante el recrudecimiento de la persecución en su contra.
«Está vacío (el templo religioso) porque la Policía no permite la entrada, mantiene acordonado el templo, pero también han visto que ningún sacerdote me acompaña porque dos hermanos que venían a concelebrar conmigo fueron rechazados impidiéndoseles el paso con malacrianza, incluso con groserías», denunció monseñor Álvarez durante su homilía dominical.
Al padre Pablo Antonio Villafranca, párroco de Nuestro Señor de Veracruz, los oficiales de Policía le dijeron una ofensa contra él y su mamá «con esa palabra tan fea; gritándole al otro lado del interlocutor (radio) “a ese hijo de p… no lo dejen pasar”».