Monseñor Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, urgió verdadera paz en Nicaragua, país que vive una crisis de derechos humanos agudizada desde la represión de 2018.
«Nicaragua necesita de la paz, la paz no de los sepulcros, la paz que no es simple ausencia de guerras, sino la verdadera, la de los vivos, la de los hombres y mujeres libres», manifestó el obispo en su homilía de este domingo, 24 de abril.
En un contexto de represión y con más de un centenar de opositores y líderes gremiales encarcelados, monseñor Álvarez pidió una paz «fruto de la justicia y la libertad, donde impere la Ley al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la Ley. Una Ley ética, moral, que no sea manipulada ni manoseada por nadie, una ley humana y humanista. La paz que sea producto de la institucionalidad en el país».
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Las palabras del prelado llegan luego que la vocera del régimen, Rosario Murillo, celebrara una supuesta «paz» y normalidad en el país tras la insurrección cívica de 2018, la que fue brutalmente reprimida por la dictadura.
Nicaragua necesita una «paz incluyente, de la no exclusión, donde todos nos sintamos respetados, donde todos puedan expresarse libremente, sin miedo ni traumas», continuó diciendo el obispo ante la feligresía que lo acompañó a la parroquia Divina Misericordia, en Matagalpa.
«(Una paz) donde nos miremos como una familia nicaragüense sin ideas preconcebidas o prefabricadas o extrañas a nuestra idiosincrasia (…) donde desde nuestras limitaciones todos seamos servidores unos de otros, donde con esfuerzo todos podamos salir de la pobreza con nuestros recursos humanos, nuestra inteligencia, recursos naturales, que detenga este flujo sangrante de migración», agregó monseñor.
«Una paz nicaragüense donde nos encontremos, nos miremos a los ojos sin tenernos miedo, sin humillarnos, sin sentirnos extraños y comunicándonos todos lo más serio de nuestras vidas y de nuestra existencia», exhortó el líder religioso, en medio de ataques verbales por parte de la pareja presidencial en contra de los obispos, después que la Iglesia católica se solidarizara con las víctimas de la represión.