A cuatro años del inicio de la rebelión cívica de abril de 2018 en la que miles de nicaragüenses se manifestaron contra la dictadura de Daniel Ortega; la sátira y la burla han sido dos de las formas de protesta contra el régimen de Nicaragua que aún se mantienen vivas, pese a los intentos por silenciar con cárcel, muerte y exilio a las voces críticas que han encontrado en esos mecanismos una manera de denuncia continua a las violaciones a los derechos humanos en el país.
Artículo 66 entrevistó a caricaturistas y humoristas para conocer su experiencia y cómo reciben una nueva conmemoración de resistencia cívica desde «la trinchera» del humor y parodia contra el orteguismo.
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Locuin, Kevin Monzón, Mapache Jambado y los caricaturistas Pedro Molina y Cako Nicaragua expresaron que la demanda de justicia y libertad sigue vigente pese a que Ortega aumenta su nivel de represión.
Locuin: «Luchamos contra una dictadura»
Dennis Castellón, mejor conocido como «Locuin», abreviatura de Locos, Cuerdos, Intencionados; es el nombre del humorista nicaragüense, originario de Ocotal, Nueva Segovia; y actualmente en el exilo, realiza a través de las redes sociales sátiras contra Daniel Ortega y Rosario Murillo y otros personajes del círculo del régimen de Nicaragua.
Según el crítico político, su demanda contra la dictadura inició antes de 2018, debido a que le incomodaba ver el autoritarismo con el que el Gobierno sandinista «iba construyendo su permanencia». «Muchos estamos luchando en silencio y luchamos contra dictaduras, contra gobiernos, contra posiciones que afectan a las mayorías», dijo.
Señaló que la rebelión de 2018 «salvó» a los nicaragüenses de «algo peor». «El 18 de abril es parte de ese paso importante que se tenía que dar para evitar una catástrofe brutal (…) Yo creo que si no es abril el que se pone en frente, en 2026 hubiese habido una mascare mayor, porque habría demasiadas cargas y energías comprimidas», aseguró.
En cuanto a las constantes amenazas en su contra, Locuin asegura que se ha preparado a lo largo de la vida para situaciones complicadas, «ya sea cárcel, muerte y exilio».
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«Me estuve preparando mucho a nivel profesional, me foguee en la calle (…) el roce con diferentes clases sociales, y ya para en abril, fue simplemente una decisión y yo le llamo el suicidio a largo plazo porque en vez de entregarme a la muerte en un tranque, convertí mi vida en un tranque humorístico, de noticia y de verdad», destacó.
Castellón agregó: «Yo dije: Si voy a morir, antes voy a sacarle provecho a mi muerte; voy a hacer reír mucho, voy a imitar directamente a El Carmen —A Murillo y Ortega—».
«No me meterían en El Chipote»
En cuanto a su exilio, el opositor de 42 años indicó que su decisión de imitar a Daniel Ortega y Rosario Murillo dentro del país duró tres años, hasta que abandonó Nicaragua para poder seguir expresándose contra el régimen.
«Yo sabía que si llegaba la Policía por mí, no iban a poder meterme en «El Chipote» (Dirección de Auxilio Judicial) porque increíblemente tenía decidido morir en mi casa, ya que a dos familiares los desparecieron por 40 años y mi familia sabía que yo no me iba a dejar desaparecer, porque tenía que morir en ese momento; así que hacer reír para mí era vivir el presente y disfrutar», añadió.
Para el también ingeniero civil, el hecho de estar en el exilio no lo ha limitado para poder seguir expresándose contra Ortega. «En la patria donde estoy me han dado un trato quizás hasta mejor que el que se me daban en Nicaragua». En cuanto a su regreso a Nicaragua, Locuin dijo que aunque la dictadura acabara esperaría un tiempo prudencial para retornar al país.
«Mientras pasa algo o no pasa algo, debe de haber una educación individual para un detonante en un futuro. Eduquémonos sin importar cómo, explotemos las calles del siglo XXI, saquémosle provecho, hagamos maestrías en redes sociales; es necesario porque es la única vía para seguir denunciando ya que nos han cerrado todas las calles», concluyó.
Kevin Monzón: «La llama de abril sigue viva»
Por su parte, el joven opositor Kevin Monzón, originario de Managua, conocido en redes sociales como «el Tiktoker» manifestó que la conmemoración de este 18 de abril l recibe «con esa energía y anhelo de ver a Nicaragua libre».
«Este mes me hace recordar a más de 300 nicaragüenses que fueron asesinados por la dictadura —de Daniel Ortega— y a los más de 170 presos políticos que están encarcelados injustamente», expresó el activista de 21 años.
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Indicó además que su protesta a través de la parodia al régimen de Ortega inició durante las protestas sociales en abril de 2018, y que continúa hasta el día de hoy.
«Tenemos que seguir con la llama encendida por todos los que están presos, en el exilio y por todos los asesinados. Yo utilizo las redes sociales para satirizar a la dictadura y es por eso que hoy me encuentro en el exilio en Costa Rica», señaló.
Monzón dijo que el temor que tiene el régimen de Nicaragua es ver que la población se manifieste y demande justicia por los crímenes de lesa humanidad cometido por paramilitares y la Policía, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
«El seguir en resistencia es lo que le teme la dictadura, porque te mandan a asediar tu casa, perseguirte, solo por no estar de acuerdo con el régimen». También refiere que ahora que Ortega ha incrementado su represión, «la gente ha utilizado las redes sociales para seguir expresándose».
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En cuanto a la burla que hace contra el Gobierno de Nicaragua, Kevin Monzón refiere que el trabajo que realiza es serio y con alto nivel de responsabilidad. «Yo estoy aquí por Nicaragua y por amor a la gente, por eso tuve que huir de Nicaragua porque peligraba mi vida y mi libertad», dijo.
«El régimen no ha podido callar la voz de Kevin Monzón, pese a que me encarceló en tres ocasiones. Es duro el exilio pero seguiré luchando por mi país y creo que mi lucha valdrá la pena y sé que la llama de abril sigue viva», afirmó con aplomo.
Pedro Molina: Desafiamos a Ortega
El caricaturista Pedro Molina, exiliado desde el 2018 para no ser blanco del régimen de Ortega, expresó que continúa el trabajo que estaba haciendo antes de la rebelión ciudadana.
«Desde antes nosotros —los caricaturistas— estábamos exponiendo lo que este gobierno estaba haciendo y en 2018 contamos lo que estaba pasando y haciendo humor de las ridiculeces del régimen», sostiene.
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«Durante y después del 2018 ya no era solo burlarse del Gobierno, sino compartir con la gente el dolor, la frustración, la tristeza, la desesperación. Sentir que al fin y al cabo estábamos todos en el mismo barco», añadió.
«Yo creo que desde entonces, el humor se ha vuelto no solo una válvula de escape sino un recurso de resistencia para plantarle cara a la dictadura, sobre todo con lo que comenzó a hacer después, que fue la persecución brutal contra el periodismo independiente y las libertades de todos los ciudadanos», recalcó.
Para Molina, al dictador Ortega le «pesa más» tener a un caricaturista trabajando. «Cualquier cosa que Ortega pueda hacer para callar a esa persona, lo va a hacer y es lo que ha hecho. Hubiese sido mejor para él que muchos caricaturistas no hubiésemos salido al exilio sino que hubiéramos renunciado o que nos hubiésemos censurado en el país, porque a él lo que le incomoda es la crítica y la denuncia», subrayó.
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El caricaturista hizo hincapié en que el hecho que muchos de los periodistas y caricaturistas hayan tomado la opción del exilio y «pagado el precio con tal de seguir haciendo nuestro trabajo, a Ortega no le hace ninguna gracia, pero al que sí le tiene que hacer gracia es al pueblo que sigue en resistencia».
Cako: «El humor ha sido incómodo para las dictaduras»
Por su lado, el caricaturista de Artículo 66, conocido como «Cako», remarcó que ante la amenaza frecuente del régimen de querer silenciar a miles de voces criticas «nosotros utilizamos nuestro trabajo para decir lo que otros no pueden».
«El humor ha sido incómodo para las dictaduras. Ya llevamos cuatro años de esta crisis política y no ha cesado ni va a cesar la critica, aún con cambios de dictaduras o sin dictaduras, porque es parte de ser contrapoder y poder criticar al gobierno, llámese izquierda o derecha», apuntó.
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En referencia a las dificultades, Cako afirmó que ha sido duro «porque a veces uno quiere tirar la toalla, pero vos mirás que hay mucha gente que sigue en la lucha y que están todavía en el activismo de manera valiente, entonces te anima a seguir adelante».
El caricaturista agregó que es una responsabilidad realizar una caricatura, «porque una viñeta te puede decir más que un artículo y puede ser más dura que cualquier escrito, eso nos lleva a ser perseguidos, es por eso que muchos colegas están fuera del país y si están el Nicaragua se tienen que cuidar».
En cuanto a los recuerdos que marcaron la vida de Cako en 2018, dijo que «lo más duro fue la masacrare del 30 de mayo y la muerte de Rayneia Lima —estudiante brasileña de Medicina de la Universidad Americana—, me dolió muchísimo porque tuve la oportunidad de conocerla. También me duele mucho la situación de los presos políticos. Me golpea mucho lo que está sufriendo el colega Miguel Mendoza».
Todos los entrevistados coincidieron en que la lucha del cívica del 2018 no ha quedado en el olvido y que se debe seguir resintiendo desde los distintos escenarios. «Este 18 de abril es especial porque el régimen no nos ha podido callar», afirmaron.