La «tormenta diplomática» en la política exterior de Nicaragua continúa, ahora en la Organización de Naciones Unidas (ONU) y Suiza. Tras la denuncia del entonces embajador de Nicaragua ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), Arturo McFields, se han registrado una serie de renuncias y movimientos en la representación diplomática de la dictadura Ortega-Murillo.
Según el acuerdo ministerial 21-2022, publicado en La Gaceta No. 68 de este viernes, ocho de abril de 2002, Daniel Ortega aceptó la renuncia de Mariela Regina Loáisiga García, quien fungía como agregada comercial con rango diplomático de Consejera de la Embajada nicaragüense en la Confederación Suiza y ante la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Loáisiga García fue nombrada en el cargo según el acuerdo ministerial No. 15-2016, el 12 de febrero del año dos mil dieciséis, publicado en La Gaceta, Diario Oficial No. 46, del 7 de marzo de 2016.
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Para sustituir a Loáisiga García, el régimen nombró a Silvio Zambrana Solano para ocupar el cargo de agregado comercial con rango diplomático de consejero de la Embajada nicaragüense en la Confederación Suiza y ante la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Zambrana fue ministro consejero de la misión permanente de Nicaragua ante la ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) y luego fue nombrado representante permanente ante el mismo organismo.
Las denuncias y renuncias
El 27 de marzo, se conoció de la renuncia del asesor legal internacional de los Ortega-Murillo, Paul Reichler, ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya.
Paul Reichler encaró a Ortega y le expuso que la razón para escribirle fue para «dar por terminada mi relación con usted y su gobierno». En un gesto de decepción, el abogado refirió a Ortega que «no sé qué le hizo cambiar, pero usted ya no es el Daniel Ortega a quien tanto respeté, admiré, quise y serví con orgullo durante tantos años».
McFields, desde la OEA, reprochó la falta de garantías constitucionales, la situación de los presos políticos, el éxodo migratorio y la presión estatal contra los servidores públicos.
El 22 de marzo, María Fernanda y María Michelle Gutiérrez Gaitán, las gemelas del diputado sandinista Wálmaro Gutiérrez, renunciaron a sus cargos de «consejeras» en el servicio exterior de Nicaragua. Ambas habían sido nombradas, mediante el acuerdo ministerial 06-2020 y 07-2020, como consejeras en las sedes diplomáticas de Suiza y Naciones Unidas en Nueva York, respectivamente.
El 10 de marzo Ortega decidió cancelar a su embajador ante el Reino de España, Carlos Midence, ante la inminente expulsión de su diplomático por el impedimento de regreso al país de la embajadora española María del Mar Fernández. Exteriores de Nicaragua adujo que su diplomático era víctima de «continuas presiones» y «amenazas» que calificó de «injerencistas».
El 24 de marzo, 14 días después, Midence fue enviado como embajador de la dictadura ante Argentina. Ortega y Murillo no brindaron más detalles sobre estos «movimientos» diplomáticos que llegaron un día después de la denuncia de McFields.
Ese mismo día el dictador se adjudicó un nuevo asesor presidencial, Orlando Tardencilla, la ficha que el régimen propuso para ocupar la Secretaría General del Sistema de Integración Centroamericano (SICA) y que fue rechazado, después lo envió como embajador ante las Naciones Unidas y solo lo dejó tres meses en el cargo. Ahora lo colocó como su representante ante la Organización de Estados Americanos (OEA).
Un día después, el 25 de marzo, Daniel Ortega canceló el nombramiento del coronel Mario Napoleón Vindell Midence, en el cargo de agregado de Defensa, Militar, Naval y Aéreo concurrente a la Embajada de Nicaragua en la República de Guatemala. En lugar de Vindell Midence, Daniel Ortega nombró para el puesto el teniente coronel de infantería Guillermo Guzmán González.