La Comisión de Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Managua expresó su preocupación por la crisis social, económica y política que persiste en Nicaragua, desde el inicio de las protestas cívicas en abril 2018. Los jerarcas llamaron a tener presentes a los nicaragüenses que sufren el desempleo, la migración y a quienes se encuentran cautivos en las cárceles.
En su comunicado número 29, la Iglesia católica insistió a su feligresía a continuar orando para «extirpar el mal en nuestra vida y en nuestra sociedad» durante este tiempo de Cuaresma.
«No nos cansemos de orar, de extirpar el mal en nuestra vida y en nuestra sociedad, de hacer el bien en la caridad activa hacia los demás; tomemos tiempo para amar al prójimo, especialmente a los más débiles e indefensos, marginados y humillados. Tengamos presente a los que sufren por enfermedades, falta de empleo, dificultades económicas, por estar privados de libertad, por su condición de migrantes y por otras causas sociales y económicas», detalló.
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La misiva fue emitida horas después que Arturo Mcfields, embajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), denunciara a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo por las violaciones a los derechos humanos perpetrados en el país.
Tras la salida del nuncio Waldemar Sommertag, representante de Vaticano, la Comisión de Paz y Justicia no se había expresado públicamente. El enviado de la Santa Sede salió de Nicaragua porque supuestamente las relaciones con el régimen de Daniel Ortega se deterioraron. El nuncio abogó en reiteradas ocasiones por la libertad de todas las personas presas políticas.
Los líderes católicos han fungido como mediadores ante la crisis social, política y económica que prevalece en Nicaragua. Ante su papel, el régimen ha lanzado una campaña de calumnias, ofensas, persecución política y hasta limitaciones económicas contra la Iglesia.