Rosario Murillo arremetió contra los sacerdotes católicos llamándolos «retrasados y atrasados» que se «disfrazan con máscaras y con vestuarios pretendidamente elegantes». Con esas palabras, la vicepresidenta de Nicaragua arrancó su monólogo en los medios oficialistas. La vocera gubernamental, que predica a su estilo la paz y el amor, aseguró que las denuncias de los religiosos por las violaciones de derechos humanos en Nicaragua son «bendiciones al terrorismo».
«Todos los seres humanos aprendemos y más aquellos que todavía tienen el deber de anunciar, hablar con la alegría cristiana que nos pertenece. Pero a veces oímos, vemos algunos retrasados y atrasados todavía, con pronósticos a la medida de sus sueños feroces y destructivos, terroristas que son cada vez menos porque aquí vive Cristo Jesús», dijo Murillo en su comunicación telefónica de este 24 de enero.
Añadió que «a pesar de que todavía hay quienes en nombre de Cristo hablan como no debieran hablar, con malos augurios que además no representan realidades sino que la imaginación de quien usa el mal para su propio beneficio. Recordemos que el mal se devuelve, que Dios no bendijo el mal, que Dios no bendijo el terrorismo».
Los religiosos se han pronunciado desde 2018 contra la represión ejecutada por el Estado contra los manifestantes, lo que ha generado un constante ataque contra los líderes, quienes lamentan los asesinatos, los encarcelamientos y el exilio de miles de nicaragüenses producto de la inestabilidad y violencia dirigida por la pareja presidencial de Nicaragua.
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Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, exhortó en su homilía de este domingo, desde la iglesia Santa Agatha, en Miami, Estados Unidos, a no estar insensibles, indiferentes ni de brazos cruzados ante el sufrimiento de las víctimas de la represión en Nicaragua.
En referencia a la crisis política que vive Nicaragua a manos del régimen de Daniel Ortega, Báez expresó que «la Palabra de Dios nos llama y nos interpela en las lágrimas de los familiares de las víctimas y desde el grito silencioso de los presos políticos encarcelados injustamente y torturados con crueldad. ¿Vamos a ser insensibles, seguiremos siendo indiferentes, nos vamos a quedar con los brazos cruzados?», cuestionó el religioso.