En la homilía de este domingo, 23 de enero, desde la iglesia Catedral San Pedro Apóstol de Matagalpa, Monseñor Rolando Álvarez afirmó que para que los nicaragüenses puedan desarrollar su proyecto de vida en su propio país, «Nicaragua debe edificarse con base a instituciones que permitan el buen funcionamiento de la sociedad».
En referencia a los abusos de poder cometidos por el régimen de Daniel Ortega, el obispo de la diócesis de Matagalpa señaló que para que haya una mejor Nicaragua, los ciudadanos deben sentir que su dignidad es respetada y valorada «y no migrar a otro país, frustrado porque en el propio no encuentra las oportunidades necesarias para evitar que hayan más Rubén Daríos que se marchen».
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Álvarez indicó que para que un estado de derecho exista, debe de reconocer los derechos humanos y «para que los derechos humanos se respeten, es fundamental la existencia de un estado de derecho que sujete el poder a las leyes y evitar los vaivenes y timonazos de las tentaciones que genera el poder».
«Cuando Nicaragua posea un estado de derecho funcional y una sociedad formada democráticamente, ese día podremos decir que tendremos la posibilidad de vivir y crecer con dignidad en nuestro país, salir de la extrema pobreza, salir de la pobreza y lograr el verdadero desarrollo humano», agregó.
Parafraseando al poeta nicaragüense Rubén Darío, el religioso llamó a juntar «tantos vigores e inteligencias dispersas y construyamos juntos, sin exclusión y sin exclusividad un deseo común de vivir en dignidad. No dudo que hayan muchos hombres y mujeres que amen a su país y construir una nueva nación».
Recuerda al fallecido Mauricio Herdocia Sacasa
Tras cumplirse un año del fallecimiento del exdiplomático experto en derecho internacional, Mauricio Herdocia Sacasa, monseñor Álvarez dijo que hay que seguir su ejemplo de lucha por el desarrollo de Nicaragua.
«Hace un año moría uno de esos hombres que trabajaba por un país con rostro humano; me refiero a Mauricio Herdocia Sacasa, un gran esposo y padre, jurista y académico brillante, gran negociador y guardián de los intereses del país en las disputas fronterizas ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya».
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«Con su legado nos enseñó la vital necesidad de forjar una nación a partir de cimientos de convivencia y de respeto entre el Estado y la persona. Sin protagonismo ni vanidades. Siempre en posiciones discretas, sin adjudicarse, sin apropiarse de sus éxitos de su labor», refrió el obispo.
El prelado enfatizó que así como Mauricio Sacasa que «dio su existencia para un país mejor, tenemos que reconocer que hay tantos en el anonimato y en el silencio que trabajan arduamente con fe y esperanza por la construcción de una gran nación llamada Nicaragua».
«Trabajemos todos juntos por esta nueva nación que necesitamos y anhelamos», alentó monseñor Rolando Álvarez, quien afirmó que no se debe perder la esperanza de creer en un cambió para Nicaragua.
En referencia al pasaje bíblico del evangelio de San Lucas, donde Jesucristo habló de la profecía del profeta Isaías, quien anunció su venida a la tierra, Álvarez dijo que «tenemos que dar a los pobres un lugar privilegiado».
«¿Quiénes son los pobres? Los pobres en primer lugar somo nosotros, los pecadores que necesitamos de conversión, pero también los pobres son los sin techo, los desempleados, los que no tienen sus tres tiempos de comida, mal pagados en su trabajos, los pobres son los niños en la calle, la mujeres explotadas en su vida sexual».