El acercamiento que el régimen de Nicaragua anunció con la República Popular China, y que lo ha llevado a romper las relaciones diplomáticas con su generoso cooperante Taiwán, «es una evidencia del aislamiento internacional y la desesperación que le provoca a Daniel Ortega» en su búsqueda por encontrar un «aliado político», señaló el economista Enrique Sáenz.
Lo hace porque «obviamente se siente abrumado internacionalmente con el aislamiento a su dictadura por los países del sistema interamericano o los países europeos, los países con quienes tiene más relaciones económicas históricas, más intensas, entonces busca algunas tablas de salvación que le permitan distraer la atención», declaró el también analista político en el programa de entrevista En Contacto de Artículo 66.
Noticia relacionada: Lo que le exprimió Daniel Ortega a Taiwán en 15 años
Sáenz señaló que, además de quedar en evidencia la «política del cinismo» de Ortega, quien cortó relaciones con Taiwán tras exprimirlo económicamente durante 15 años, lo que el dictador de Nicaragua pretende es distraer la atención al intentar construir un «aliado explícito y no un aliado de segunda fila». Sin embargo, destacó que los acercamientos con «China comunista» también son una tendencia en América Latina, a tal punto que el país asiático es el primero o segundo socio comercial de la región, «no es un acto espectacular».
«Las relaciones comerciales venían leventemente creciendo, pero no son sustantivas (…) prescindió de los flujos de cooperación de Taiwán a cambio de apostar por encontrar algún tipo de tabla, de alianza, que permita colocar la problemática en la que se encuentra a nivel regional en un contexto más internacional. Si a la par va a recibir algún crédito o fondo por parte de China, tendremos que esperar. En este momento me parece que es una maniobra política, más que económica», sostuvo.
«No responde a una decisión de largo plazo, sino que es una reacción frente al encierro a nivel internacional en que se encuentra (…) Para (Daniel) Ortega es una evidencia del acoso en el que está y buscar una salida lateral en este momento que está contra las cuerdas», añadió.
Sáenz también descartó que el acto de «hipocresía» haya sorprendido a los taiwaneses porque ellos estaban apostando por un régimen que iba decayendo por asuntos de derechos humanos y democracia en Nicaragua, y «son conscientes que esta jugada de Ortega se veía venir».
El empresario y político Alfredo Gutiérrez coincidió con el economista porque China continental no es un mercado que logre absorber las exportaciones que Nicaragua coloca en países del continente.
«Podemos ver que Daniel Ortega le va a ofrecer al sector privado nicaragüense una gran ventana para colocar sus productos en China continental, pero, como siempre lo he pensado, son caramelos envenenados porque la exportación de productos nicaragüenses con el bajo volumen que Nicaragua tiene de productos de exportación, es difícil colocar lotes tan pequeños. Además, Nicaragua tiene bien ubicada sus cuotas de exportación en otros países y ante la eventualidad de ser suspendida del Cafta no creo que el volumen de materia de exportación a Estados Unidos vaya a ser importante para exportarse a China continental», explicó.
Gutiérrez considera que la estrategia política del régimen de Nicaragua también apunta a advertir un conflicto militar entre China y Taiwán, y está relacionado a un engranaje con Rusia en temas nucleares; así como su intento de continuar recibiendo otros flujos económicos.
«Viene embonándose en la nueva estrategia internacional de nuevas relaciones internacionales que la dictadura está buscando establecer para tratar de capear el golpe de las sanciones que han venido sufriendo como consecuencia del genocidio y crímenes de lesa humanidad que ha cometido, pero también por el aislamiento porque la capacidad financiera de Nicaragua ya llegó a su límite, sin perspectiva de crecimiento importante», indicó el empresario.