Centroamérica enfrenta un largo camino para alcanzar la plena inclusión de las personas con discapacidad, desde romper barreras en temas de educación, acceso a empleo digno y equitativo, hasta disminuir su vulnerabilidad de caer en la pobreza, reveló este jueves un informe del Banco Mundial.
La especialista senior en Desarrollo Social del Banco Mundial y autora del reporte, María Elena García Mora, explicó en entrevista con Efe que la región debe trabajar “urgentemente” en mejorar las condiciones para las personas con discapacidad ya que la exclusión es insostenible y no permite un desarrollo pleno.
“Lo que queremos evidenciar es que la inclusión de las personas con discapacidad no va a beneficiar a un grupo pequeño, que es un prejuicio, sino porque estamos dejando atrás a sus familias. Tenemos que considerar que la exclusión nos deja fuera de mercados importantes con un impacto económico, la data global muestra que es entre un 3 % y un 7 % del PIB que estamos dejando fuera por estas políticas que no son inclusivas”, dijo García.
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DATOS DEL INFORME
Los datos del informe titulado “Inclusión de las personas con discapacidad en América Latina y el Caribe” revelan que el total estimado de personas con discapacidad en Centroamérica es de 3,9 millones de personas, aproximadamente el 8 % de la población de Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Panamá, Guatemala y Honduras; en el caso de Nicaragua no fue incluido porque su último censo fue en 2005.
“En Latinoamérica 1 de cada 5 hogares que viven en pobreza extrema tienen discapacidad. El tema de pobreza y discapacidad es un círculo vicioso, por una parte vemos que las poblaciones en quintiles más bajos tiene una prevalencia de discapacidad más alta. En principio eso no debería de ser, porque uno pensaría que la discapacidad está distribuida de manera aleatoria en nuestra sociedad y no es el caso”, destacó la experta del Banco Mundial.
EDUCACIÓN Y DESEMPLEO
En el caso de la educación un número importante de estudiantes se está quedando atrás. En el nivel primario, el promedio regional centroamericano de niños que no asisten a la escuela es de 3,6 %, mientras que se eleva al 15,1 % de los niños con discapacidades. Solamente en Costa Rica este porcentaje es menor.
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En promedio, en la región centroamericana, las personas con discapacidad (de 15 a 25 años) tienen 21 % menos de probabilidades de completar la educación primaria y la identidad étnico-racial y zona de residencia de los niños y jóvenes con discapacidad contribuye a reducir aún más sus posibilidades de completar la educación primaria, secundaria y terciaria.
“Se han realizado avances, pero el cumplimiento es mínimo y no hay un seguimiento, nos hacen falta datos (…) Es un camino bastante largo lo que falta, que además implica muchas cosas, no es solamente hacer una escuela accesible, porque sino tengo el transporte para llegar creamos otra dificultad”, dijo García.
La especialista apuntó que “el camino tiene que ver con cambiarnos a nosotros, la manera en la que pensamos, en realizar un cambio de mentalidad”.
Entre otras cifras, las tasas de inactividad entre personas con discapacidad en edad de trabajar (de 18 a 59 años) es mayor que entre personas sin discapacidad en los tres países de Centroamérica con información disponible. En Costa Rica la diferencia en la tasa es de 47,4 % contra el 35,5 %; en El Salvador de 59,6 % ante un 38,9 %; y en Panamá de 59,4 % frente a 29,3 %.
Además, cuando las personas con discapacidad participan en el mercado laboral, tienden a estar más representados en puestos de baja productividad y tienen un menor salario.
García indicó que es necesario que los países inviertan en recoger los datos para que se puedan tomar decisiones y aplicar políticas públicas en áreas que son necesarias mientras que la sociedad también debe cambiar desde la educación y su cultura para evitar la discriminación a las personas con discapacidad.