La activista Haydée Castillo consideró este miércoles que la decisión de Nicaragua de eliminar el requisito de visado para los ciudadanos cubanos es una estrategia del presidente Daniel Ortega para “poner presión” a Estados Unidos, país que tachó de “pantomima” los comicios en los que fue reelegido el mandatario nicaragüense.
“El régimen de Ortega, en otros tiempos, sirvió de muro de contención a la migración por Centroamérica hacia Estados Unidos, pero a raíz de la crisis política en Nicaragua y que la comunidad internacional no reconoció la farsa electoral (del pasado 7 de noviembre), está acudiendo a los mil y un mecanismos que le permitan, en una futura negociación, salir avante y proteger sus privilegios y su poder”, dijo a Efe Castillo, quien se encuentra en el exilio.
Nicaragua, que en noviembre de 2015 cerró sus fronteras a cientos de migrantes cubanos que venían desde Costa Rica en su ruta hacia Estados Unidos, decidió autorizar el ingreso al país a los cubanos sin necesidad de visa a partir del lunes pasado.
El Gobierno explicó que el “libre visado” es una medida “humanitaria” para beneficiar a cubanos con familiares en el país centroamericano y añadió que su principal objetivo es facilitar los viajes comerciales, turísticos y familiares.
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El Gobierno sandinista tomó esa decisión días después de que la Organización de los Estados Americanos (OEA), con el voto de 25 países, incluido EE.UU., considerara que las elecciones en las que Ortega se impuso para un quinto mandato de cinco años y cuarto consecutivo “no fueron libres, justas ni transparentes y no tienen legitimidad democrática”.
Como respuesta, Nicaragua denunció la Carta de la OEA y anunció su salido del organismo, un proceso que tardará dos años.
“Al abrir las fronteras, como ya sucedió con los haitianos, él (Ortega) va a poner presión a Estados Unidos, porque ya no se puede hablar solamente del Triángulo del Norte (de Centroamérica), sino de toda la región”, argumentó Castillo, dirigente de la organización Nicaragüenses en el Mundo (NEEM).
LLAMADO A UNA ACCIÓN INTERNACIONAL
A juicio de la activista, Ortega “se ha ido llenando de cartas de negociación, tristemente, usando la dignidad de las personas, como los presos políticos” en Nicaragua, “y ahora está usando la necesidad del pueblo cubano que quiere salir, de la crisis económica en Haití, y la represión que viven en Cuba, en Venezuela”.
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“Debería preocuparse la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la OEA, la Unión Europea, de encontrar una salida para que se proteja los derechos humanos y no sean usados como cartas de un juego político”, sugirió.
Además, demandó acciones concretas al Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), al Parlamento Centroamericano (Parlacen), a la Corte Centroamericana de Justicia, a la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y al secretario general de la ONU, António Guterres.
La activista afirma que mientras Ortega da vía libre a los cubanos en Nicaragua, “restringe no solo a la oposición política del país, sino también a sus mismas bases sociales, a quienes no deja salir”.
“Eso deja claro al mundo de con quién estamos tratando, y de su nivel de criminalidad y de irrespeto a los derechos humanos”, puntualizó.
Nicaragua vive una crisis sociopolítica desde abril de 2018 cuando estallaron unas protestas contra el Gobierno por unas controvertidas reformas a la seguridad social, que se ha agravado con las elecciones generales del 7 de noviembre pasado, que no han logrado el reconocimiento de parte de la comunidad internacional.
De acuerdo con un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), las manifestaciones dejaron 355 muertos, 1.614 detenidos, de los cuales más de 150 continúan presos, y más de 103.000 exiliados.