La vocera del régimen de Nicaragua, Rosario Murillo, aseguró que los manifestantes que salieron a protestar en 2018 son «descendientes del incendiario William Walker», porque quemaron la ciudad colonial de Granada, así como pasó en «otro siglo», en alusión a la quema de la «Gran Sultana» ordenada por el filibustero en noviembre de 1856.
En las protestas sociales de 2018, se registró la quema de la Alcaldía de Granada, un edificio histórico de la ciudad. También, se reportó el incendio de varios negocios en la calle El Comercio, uno de los ejes económicos del departamento.
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Hubo saqueos dirigidos por paramilitares adeptos al régimen en contubernio con los sandinistas de la zona y otros departamentos que llegaron a la ciudad, según reportes periodísticos y testimonios de los pobladores.
Murillo, «traumatizada» con las protestas
El cinco de octubre, en su monólogo de mediodía, la vocera gubernamental reconoció que las manifestaciones cívicas le generaron «terribles traumas y recuerdos». Asimismo, calificó la rebelión social como una época en la que «Lucifer» intentó apoderarse de Nicaragua por medio del odio.
«El pueblo de Nicaragua ha querido dejar atrás esa explosión diabólica del odio, maldad y perversión. Ha podido más la reivindicación de justicia y paz que esos terribles traumas y recuerdos, dolores y sufrimientos. Bendecidos esos sufrimientos por las manos que convocaron, que estuvieron ahí decidiendo quién pasaba, quién vivía, esa es la verdad. Transmitían sus orientaciones sus directrices, esas manos que se contaminaron, y que han sido contaminadas en muchos momentos de la historia, del odio, de la injusticia, del abuso y del crimen», señaló.
Murillo asegura que en Nicaragua «todos sabemos que vamos adelante y que estamos cambiando más y más». Esos avances, según ella, los «quiso tomar el odio, los quiso tomar Lucifer, pero que no pudieron ni podrán. Aquí todos queremos justicia y paz y caminamos desde la justicia y el fortalecimiento cotidiano de la dignidad humana en paz, familia, bienestar, derecho y dignidad».
«Aquí con odio no pudieron, ni podrán. Porque como dijo el más grande héroe de Las Segovias, no discutimos nuestra soberanía, solo la defendemos porque aquí ya nadie quiere injerencia de extranjeros», advirtió Murillo el octubre pasado.