Luego del triplete de sanciones que los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá impusieron a operadores del régimen de Daniel Ortega, incluyendo a la vicedictadora de Nicaragua, Rosario Murillo, el analista político y exdiputado Enrique Sáenz, refirió que la comunidad internacional no se iba a quedar de «brazos cruzados» frente al «remedo» de elecciones que realizó la dictadura.
«La primera conclusión obvia que se extrae de este conjunto de sanciones es que la comunidad internacional no se quedó de brazos cruzados frente a la pantomima de (Daniel) Ortega ni se limitó a las declaraciones que se pueden adoptar en el marco de la Asamblea general de la OEA», dijo.
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«Lo que resulta evidente en una primera aproximación es que tal como se había anunciado, se iba a intentar una respuesta concertada con los principales actores internacionales y es lo primero que estamos viendo», agregó el académico en entrevista con Artículo 66.
Alcance de las sanciones al circulo de Ortega
Otra conclusión a la que llegó Sáenz con las sanciones a círculo de Ortega, es que la historia de Nicaragua no terminó el siete de noviembre con las votaciones en Nicaragua donde el Consejo Supremo Electoral le dio «el triunfo» a Ortega y Murillo.
«Terminó el acto, la pantomima que montó Ortega, pero evidentemente no le dio resultado y se está abriendo un nuevo capítulo, una nueva dinámica que transita por una ruta que tenemos que escarbar y que seguramente vamos a tener oportunidad más adelante de saberlo», subrayó.
En cuanto a los nuevos sancionados por Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, el también economista dijo que ahora se está viendo que la comunidad internacional no solo se está enfocando a los personajes más visibles del régimen, sino a todos aquellos que han sido partícipes y responsables de la represión y crisis que vive Nicaragua.
«Ahora hay una visión más estratégica en cuanto a los sancionados, por ejemplo, en el caso del señor (Salvador) Mansell —ministro de Energía y Minas —, uno puede ver su perfil que básicamente es técnico, no ha tenido una figuración política destacada, sin embargo ocupa un cargo clave en uno de los ejes de acumulación que es la gestión de energía en el país», explicó.
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En cuanto a los alcaldes de Jinotega, Matagalpa y Estelí sancionados por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, señalados de ser los artífices de la represión del 2018, Enrique Sáenz mencionó que estas nuevas acciones son otra dimensión distinta que abarca al otro grupo «de sustentación del régimen».
«En ese caso, cumpliendo funciones distintas, pero forman parte del mismo círculo, lo que significa que hay un replanteamiento sin abandonar el enfoque anterior de apuntar a la cúpula, y a empezar a aterrizar en los círculos de sustentación del régimen», reiteró.
Los reacomodos de Ortega ante sus ministros sancionados
Ante la pregunta del periodista Álvaro Navarro de lo que hará Ortega ahora que Estados Unidos y Reino Unido sancionó a algunos de sus ministros de diferentes instituciones, el analista indicó que Ortega hará lo mismo que ha hecho en otras ocasiones, que es colocar en el puesto a un persona que no estuviera sancionada.
«Al enfocar las sanciones en el viceministro de Hacienda se están obligando (a Ortega) a otro recambio. Aquí el asunto es que estamos entrando a una nueva dinámica», destacó.
En cuanto al Ejército de Nicaragua y sus vínculos con Ortega, Sáenz refirió que la institución castrense está en el «filo de la navaja». «Con el paso que se ha dado abre a posibilidad de acciones y estamos viendo un escenario, ya no es la atribución de que si dieron armas, si dieron inteligencia, el asunto es el papel fundamental de Ejército».
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«El Ejército es probablemente el cuerpo más informado del país y seguramente ellos están analizando muy concienzudamente cuál es la situación actual y las perspectiva ante estos nuevos escenarios», concluyó.
Ante estas nuevas acciones por la comunidad internacional, el Gobierno de Nicaragua no se ha pronunciado al respecto. La vocera del régimen Rosario Murillo evitó referirse al tema, más bien siguió con su discurso de «amor y paz».