El senador Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, afirmó que el dictador nicaragüense Daniel Ortega tiene la «fantasía» de ser el Kim Jong-un de América Latina y que la comunidad internacional lo «ignora».
Menéndez aseguró que la dictadura de Ortega y Murillo ejecuta un «ataque autocrático contra la democracia y el pueblo nicaragüense» y esta situación «debería hacer sonar las alarmas en todo el mundo».
«La respuesta de la comunidad internacional a este régimen debe acelerarse. Ignoramos la fantasía de Ortega de ser el Kim Jong-un de América Latina bajo nuestro propio riesgo», publicó en su cuenta de Twitter.
La comparación que hace con Ortega es con el dictador norcoreano, quien al igual que el presidente de Nicaragua ubica a sus familiares en puestos de mando, mantiene aplastados a los ciudadanos violando sus derechos humanos y ha recibido sanciones internacionales por imponer su voluntad con mano de hierro recetando represión, amenazas y cárcel.
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El junio de 2021, tras la detención de la aspirante presidencial Cristiana Chamorro, Menéndez consideró que «es hora» de utilizar las herramientas provistas por el Congreso de EE. UU. para sancionar a quienes socavan la democracia en Nicaragua.
A juicio del senador de origen cubano, Ortega demuestra «un desprecio absoluto por el Estado de derecho y la piedra angular de cualquier democracia: elecciones libres, justas y transparentes».
El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, dijo recientemente que Nicaragua va en la «dirección opuesta» a lo que pueden ser unas elecciones justas y libres.
La administración de Joe Biden denunció el 15 de octubre que las elecciones generales del siete de noviembre en Nicaragua serán un «farsa» y han perdido «toda credibilidad» por las maniobras «autócratas» de Daniel Ortega.
Ortega y Murillo usan todos los mecanismos a su alcance para callar a todo el que critique su administración. Entre sus más recientes acciones están la creación de nuevas leyes represivas para inhibir a los candidatos y encarcelar a los principales liderazgos opositores.
También hizo reforma cosmética a la Ley Electoral, canceló la personalidad jurídica a tres partidos políticos, eliminó de facto la campaña electoral y se erigió como candidato único en la boleta electoral al escoger a sus «rivales».