El secretario de Estado de Estados Unidos (EE. UU.), Antony J. Blinken, aprovechó su visita a la Universidad San Francisco de Quito, Ecuador, este miércoles 20 de octubre para hablar sobre la importancia y riesgos de la democracia en los países de la región latinoamericana.
El funcionario norteamericano ejemplificó la situación en la región con algunos gobiernos “autoritarios” que utilizan mecanismos democráticos para llegar al poder y una vez lo obtienen empiezan a ir “minando” los pilares de la democracia a través de medidas represivas y socavando la independencia de las instituciones.
“Imaginemos un país en el que un líder es elegido en unas elecciones libres y justas y luego se dedica a ir minando lenta pero inexorablemente los pilares de la democracia: atacando a la prensa libre, socavando la independencia de los tribunales, amenazando a los opositores políticos. Ahora, imaginemos que ese líder trata de utilizar los resortes de la democracia para aprobar reformas antidemocráticas: eliminar los límites de los mandatos, llenar los tribunales, despedir a los legisladores. Esa es la historia de más de una democracia en nuestro hemisferio. Y es una de las formas en que las demócratas pueden desintegrarse”, expuso Blinken.
El diplomático continúo su ejemplo destacando el papel que han tenido las instituciones autónomas, periodistas, defensores de los derechos humanos y de la sociedad civil, quienes denuncian, protestan y se oponen al rompimiento de la democracia.
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Sin embargo, señaló que el manejo que han tenido los Gobiernos del hemisferio sobre la pandemia del covid-19 ha acelerado el escepticismo entre los ciudadanos de que la democracia pueda cumplir cuando más importa. “El año pasado, el 70 por ciento de los latinoamericanos estaba insatisfecho con el funcionamiento de la democracia, frente a aproximadamente el 50 por ciento en 2013. Y no solo nuestros socios están experimentando esto. En mi país, en Estados Unidos, casi el 60 por ciento de las personas están insatisfechas con el funcionamiento de la democracia”, manifestó.
El funcionario enumeró los tres principales desafíos que atentan contra la democracia: la corrupción. “Pero como la corrupción no tiene fronteras, y como los actores corruptos son muy hábiles para explotar los eslabones más débiles de nuestro sistema mundial interconectado, ningún país puede luchar eficazmente contra la corrupción solo, ni siquiera con la ayuda de otros gobiernos. Necesitamos socios fuertes contra la corrupción en todas partes y en todos los ámbitos”.
Seguridad civil. “Estamos haciendo más para ampliar las oportunidades económicas, especialmente para las poblaciones desatendidas que podrían verse arrastradas a la actividad ilícita porque sienten que no tienen otra opción”, declaró Blinken.
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Centrar nuestras democracias en abordar los retos económicos y sociales a los que se enfrentan pueblos. “A menudo hemos puesto más energía en fortalecer los derechos civiles y políticos, que son tan fundamentales e importantes, así como las elecciones libres y justas, el Estado de derecho, la libertad de expresión y de reunión, y menos en fortalecer los derechos económicos y sociales de las personas, como reforzar las normas laborales, ampliar el acceso a una educación y una sanidad adecuada y ofrecer oportunidades más incluyentes”.
“Nuestro mayor riesgo no es que nuestros ciudadanos sean demasiado críticos con la democracia, sino que dejen de preocuparse por ella. Que se rindan. Y por eso confío en el futuro de la democracia en las Américas. Porque tenemos a las personas más extraordinarias trabajando para mejorar el sistema”, destacó.