El pasado 10 de septiembre el preso político Eliseo de Jesús Castro Baltodano, de 59 años, recibió la visita de sus familiares en el Sistema Penitenciario Nacional (SPN) “Jorge Navarro” en Tipitapa. Ese día le comentó a sus familiares que tenía fuertes dolores de cabeza, tres días después sufrió un derrame cerebral y fue trasladado del SPN al Hospital Antonio Lenin Fonseca, en Managua.
Un día después del suceso, sus familiares fueron informados. Su abogada, la defensora Yonarqui Martínez denunció que esta situación se pudo evitar si los médicos del SPN le hubieran brindado la atención oportuna, según le explicaron los galenos que lo atienden en el centro hospitalario.
«El 10 de septiembre, el día de la visita él expresó sus dolencias y reportó al Sistema (Penitenciario), pero es hasta el 13 (de septiembre) que lo ingresaron y avisaron a la familia el 14 (de septiembre) en Hospital Lenin Fonseca», dijo la abogada Martínez a Artículo 66.
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«Los médicos dicen que si la atención hubiese sido oportuna no le habría dado el derrame. Se solicita que la juez primero de ejecución penitenciaria le cambie la medida de prisión y pueda ir a su casa. Él no puede caminar ni hablar, necesita fisioterapia», enfatizó la defensora.
Martínez informó que ha interpuesto dos escritos solicitando a la juez primero de ejecución y vigilancia penitenciaria que para que haga el cambio de medida cautelar porque Eliseo Castro Baltodano ya no puede estar en prisión con esa condición de salud. Al cierre de esta edición, la autoridad judicial no ha respondido la petición.
El 21 de abril de 2020 el preso político se desmayó en el complejo judicial, la juez reprogramó la audiencia porque el reo presentó problemas con la presión arterial, en el penal reportó en varias ocasiones que se sentía con dolores de cabeza.
Castro Baltodano fue enjuiciado por el supuesto delito de fabricación, tráfico, tenencia y uso de armas restringidas y artefactos explosivos. Fue condenado a seis años de prisión y 350 días multa equivalente a C$21 mil 836.50 córdobas.
Este es el segundo caso de preso político que sufre un derrame cerebral en la prisión de la dictadura. El campesino Justo Rodríguez, de 68 años, fue entregado a su familia parapléjico, ni rastro del hombre robusto y fornido que fue encarcelado. La dictadura lo dejó en los «huecesitos», relató su hermana Emérica Rodríguez.