La vicepresidente designada de Nicaragua, Rosario Murillo atacó una vez más a los obispos de la Iglesia Católica de Nicaragua. En esta ocasión, se refirió a ellos como «pastores disfrazados» e «incapaces de amar».
«Hay gente que se disfraza de pastores, se disfrazan de personas de bien, cuando en realidad dentro del corazón viven un infinita desgracia que es la carencia de amor, la incapacidad para amar al prójimo, amarnos a los unos a los otros (…), incapacidad para ser verdaderos hijos de Dios y promotores de fe, porque la fe es inseparable del amor y cuando uno ama, uno avanza, crece en conciencia, crece en valentía, crece en salud espiritual» aseveró Murillo durante su llamada telefónica a medios gubernamentales de este siete de octubre, culminando así una semana marcada por los insultos contra los jerarcas que imploran al régimen de turno que deje de pisotear los derechos de los nicaragüenses.
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Además, reiteró que los opositores «ni pudieron, ni podrán», una frase que utiliza ella y sus adeptos para referirse al estallido de abril 2018 como un «fracaso», pues la pareja de dictadores continúa en el poder y van por su segundo periodo presidencial juntos para imponerse con artimañas cinco año más a Nicaragua.
«El amor no es esa ferocidad hipócrita, pretendida ferocidad de quienes se proponen, claro que no pueden, porque ni pudieron, ni podrán seguir envenenando corazones en esta patria bendita; y seguir siendo protagonistas del odio infernal, porque el odio es infierno para quienes lo padecen y para quienes pueden contaminarse, de ese infierno, de esas llamas», señaló Murillo.
«Sin ningún pudor, sin una expresión de pena, de desvergüenza, levantan la voz cuando no tienen ningún derecho de alzar la voz después de todo lo que han hecho en este país y todo lo que hicieron pretendiendo destruirnos desde el odio y bendiciendo al terrorismo criminal», remarcó Murillo, quien esta misma semana ha amenazado con cárcel a los líderes religiosos.
La vicemandataria advirtió a los opositores que «ningún alborotador sin moral» puede pretender volver a revivir las protestas sociales. El régimen de Ortega-Murillo se ha empecinado en atacar a los obispos de Nicaragua desde que los religiosos criticaron la gestión de la pareja presidencial en 2018 y lo llamaran a cesar la violencia desmedida contra los opositores.
La dictadura acusa a los jerarcas de organizar, promover y apañar «actos terroristas». Además, dice que los líderes católicos «respaldan los crímenes de odio».
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Durante el acto en conmemoración del 142 aniversario del natalicio de la muerte del héroe nacional, Benjamín Zeledón, Daniel Ortega arremetió contra los obispos, señalando que «no pedían, exigían el retiro de todas las autoridades y que se instalaran los terroristas en el Gobierno al servicio de los yanquis» respecto a un documento presentado en 2018 por los religiosos, quienes fungieron como mediadores en el diálogo entre el gobierno y la oposición.
El secretario de Estado Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian A. Nichols, expresó que «la peligrosa crítica de Ortega a los obispos católicos muestra su miedo a las voces independientes de Nicaragua y su voluntad de atacar a todos los disidentes».