La dirigente opositora Tamara Dávila, presa política de la dictadura Ortega-Murillo, lleva más de 80 días privada de libertad en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial, conocido como «El Nuevo Chipote», y desde su encierro le mandó a su pequeña hija un emotivo mensaje: «que la quiere mucho y le manda todos los días su corazón».
Dávila es integrante del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) y del directorio de la Coalición Nacional (CN). Desde las protestas sociales del 2018 se ha convertido en una de las caras más visibles de la oposición por su frontal activismo político contra la dictadura.
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Fue secuestrada el 12 de junio del presente año en medio de un violento operativo policial de allanamiento y captura y, desde entonces, estuvo técnicamente desaparecida. Nadie sabía de ella y después de 80 días en esa condición fue vista por uno de sus familiares que la encontraron muy delgada, pero firme en su posición antidictadura.
«Después de 80 días pude abrazar a Tamara Dávila y decirle que la amamos y que su hija está bien. Que la añora y dibuja corazones y mariposas en libertad», escribió en su cuenta de Twitter, Josefina Vijil, pariente de la rea de conciencia.
Días antes, una de las integrantes de la familia contó a medios de comunicación que la pequeña hija de Tamara extraña mucho a su mamá, e incluso ha llegado a preguntar si su madre está fallecida porque no la ve.
Desde la prisión injusta a la que está siendo sometida la dirigente de la oposición le mandó a decir a su hija que la quiere mucho y que «cada día, con un pajarito que pasa en la ventana de su celda, le manda su corazón».

La familiar de la dirigente política opositora, relató que Dávila está siendo torturada a diario por los agentes represivos del régimen, que la mantienen en una celda de máxima seguridad de las cárceles de El Nuevo Chipote, donde la someten a duros interrogatorios y utilizan el nombre de su pequeña hija para atormentarla.
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«La interrogan todos los días y en los interrogatorios, para ejercer violencia particular hacia ella como mujer, le mencionan a su hija, le dicen que es una mala madre que dejó a su hija abandonada por meterse a las protestas», dijo con tono de preocupación y condena la pariente de la líder opositora.
Dávila está siendo acusada por el sistema de justicia represivo de la dictadura por el supuesto delito de realizar menoscabo en perjuicio de la soberanía de Nicaragua.
Su hija está al resguardo de sus familiares. Desde el 12 de junio, hace casi tres meses no ha podido ver a su mamá y expresa su añoranza dibujando maripositas que vuelan en libertad, tal como quisiera volar ella a los brazos de su madre.