El dictador nicaragüense Daniel Ortega culpó al gobierno de Estados Unidos, Europa y a la Iglesia Católica por el alto índice de analfabetismo que imperaba en Nicaragua en los años 80. El caudillo sandinista asegura que «el analfabetismo era culpa de los Yankees que gobernaban Nicaragua», porque según él, Estados Unidos financiaba a los gobiernos de los Somoza. La gran ausente en el acto fue Rosario Murillo, vocera del régimen.
A Ortega no se le escapó ni su tío, el primer Arzobispo de Managua Monseñor Antonio Lezcano y Ortega, lo acusó de ser «cómplice» del régimen somocista y evitar que se promoviera la educación para los más pobres.
«Mi tío Monseñor Antonio Lezcano y Ortega, fue el primer obispo de Nicaragua, su primera hazaña fue hacerse cómplice del sistema, del régimen. No se promovía (la educación) porque no habían condiciones ni valores, ni principios que pudiesen partir que quienes tenían el poder de las armas, gobierno, religioso, no lo podían (hacer)», señaló.
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«Tuvieron más de 40 años a los Somoza hasta que fortalecieron una capa que se enriquecía con una venda en los ojos y sin corazón para tener el mínimo de compasión para con la gente que estaba en la miseria y la pobreza, la gente que le hacia el capital, esa era la democracia impuesta por los Yankees y avalada por las potencias europeas», dijo Ortega en el acto del 41 aniversario de la Cruzada Nacional de Alfabetización.
«No había amor al prójimo, no estaba Cristo en sus prácticas y con el triunfo de la revolución se establecieron los valores (para la Cruzada Nacional de Alfabetización y se) logró reducir el analfabetismo. De cada 100 nicaragüenses, solo 40 podían leer y escribir», agregó.
Ortega también aprovechó la oportunidad para hacerse propaganda proselitista y destacar los «avances» de diversos programas asistencialistas que promueven como la merienda escolar, Usura Cero, Hambre Cero, Plan Techo, bono productivo y de patio, entre otros. Estos programas entregan semillas, y animales como cerdos, vacas, gallinas a familias del campo para la reproducción y posterior comercialización.
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«Les irrita porque piensan que las familias que vienen de las zonas más humildes o que están aquí en las ciudades, que esas familias no tienen derecho a mejorar sus condiciones, vivienda digna y fuente de trabajo, hasta el extremo de llegar a cuestionar, condenar programas elementales que tienen que ver con la salud de las familias. Les importa poco la vida de los seres humanos que están en la pobreza, han atacado el programa Hambre Cero (…) Le debe arder a los egoístas ver al hijo de un campesino tocando el violín, el piano. Todos los seres humanos tienen derecho de acceder al campo de la educación, de la cultura», dijo el dictador.
Monseñor Silvio Báez manifestó, este domingo 22 de agosto, que la Iglesia sufre ataques, calumnias y abandono porque son fieles a la verdad del evangelio y defienden la dignidad humana, denuncian las injusticias; ello les hace blanco de amenazas y persecución de parte de los poderosos de turno, en Nicaragua por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Por su parte el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, señaló que la Iglesia no está para «satisfacer los caprichos de nadie», que la Iglesia solamente está para defender al pueblo porque «la Iglesia es el pueblo». Agregó que los poderosos del mundo pretenden que «pensemos y actuemos como ellos» y que todo lo que disiente de tal postura es para el régimen «una lesión a la soberanía de la que ellos se han constituido jueces y dueños».
Desde el inicio de la crisis sociopolítica, la Iglesia ha mantenido una postura firme de respaldo al pueblo de Nicaragua en la exigencia de elecciones libres y respeto de los derechos humanos. Los dictadores los tildaron de «golpistas, sepulcros blanqueados, hijos del diablo, fariseos y diabólicos», entre otros peyorativos.
Ortega allanó el camino para su cuarto mandato, eliminó a la oposición, encarceló a los principales aspirantes presidenciales y escogió con quienes compartirá la boleta electoral el siete de noviembre del 2021. Ordenó al orteguista Consejo Supremo Electoral (CSE) cancelar la personería jurídica a tres partidos opositores.