El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio José Báez, dijo que la Iglesia sabe que «no es sano» disimular las dificultades, negar las crisis u ocultar artificialmente los problemas porque esto se vuelve más «complejo y difícil de manejar». «La Iglesia evangeliza con los ojos abiertos a la realidad, pero con el corazón fortalecido por la luz y el consuelo de Dios», refirió el jerarca católico en su homilía este domingo 22 de agosto desde su exilio en Miami.
El prelado se refiere a la crisis sociopolítica que vive Nicaragua desde abril 2018, cuando la Iglesia abrió sus puertas y fue refugio para las decenas de manifestantes que fueron heridos y perseguidos por la Policía orteguista; fue invitada por el régimen para organizar y mediar un fallido Diálogo Nacional y más tarde Ortega los acusó de golpistas y otro sinfín de peyorativos contra los obispos y sacerdotes.
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«Los conflictos no deben ser ignorados o disimulados. Han de ser asumidos, incluso padecidos, atentos a no dejarnos atrapar por ellos, sino viviéndolos como ocasión para crecer en la fe y la fidelidad al Señor», dijo Báez.
Monseñor manifestó que la Iglesia sufre ataques, calumnias y abandono porque son fieles a la verdad del evangelio y defienden la dignidad humana, denuncian las injusticias; ello les hace blanco de amenazas y persecución de parte de los poderosos de turno, en Nicaragua por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
«En esos momentos, a imagen de Jesús, la Iglesia permanece fiel a Dios con confianza inquebrantable, sin temor, sin doblegarse ante ningún poderoso de este mundo, sin negociar la verdad, ni preocuparse de perder privilegios en la sociedad», enfatizó.
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«Aun sufriendo, al constatar que muchos se alejan y la atacan, la Iglesia no conoce ni la amargura del resentimiento ni la fuerza maligna de la venganza, sino que actúa siempre con mansedumbre y misericordia, sin renunciar jamás a la caridad y al perdón sin límites. La única fuerza que sostiene la vida y la misión de la Iglesia es la promesa de Jesús que la historia jamás ha desmentido», agregó.
Desde el inicio de la crisis sociopolítica, la Iglesia ha mantenido una postura firme de respaldo al pueblo de Nicaragua en la exigencia de elecciones libres y respeto de los derechos humanos. Los dictadores los tildaron de «golpistas, sepulcros blanqueados, hijos del diablo, fariseos y diabólicos», entre otros peyorativos.
El régimen también ordenó, desde 2018, que el monto del Presupuesto General de la República para los templos católicos y congregaciones fuera eliminado, esto como represalia por la postura de los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN).