Ortega, al actuar aparentemente en forma errática tiene como objetivo superar en táctica a sus adversarios políticos basado en las tretas de la teoría de la impredecibilidad. Ortega siempre ha insistido en la importancia de la impredecibilidad y aún en la irracionalidad en la política.
El abordaje político de la impredecibilidad consiste en evitar que el adversario pueda conocer de antemano su próxima jugada en el tablero político nacional; por lo tanto, Ortega opta por la constante redefinición de tácticas y por la fuerza policial-paramilitar para evitar el desbordamiento social de parte de la población.
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La táctica de la impredecibilidad busca colocar a los adversarios políticos en forma permanente un pie atrás por temor a la sorpresa de la volatilidad peligrosa del movimiento popular. El objetivo más profundo de Ortega es limpiar el terreno para proseguir sus ambiciones de permanecer en el poder indefinidamente.
Ortega tiene preferencia por la impredecibilidad, con sus reculadas tácticas y cambios constantes de prioridades. Una de las características de la estrategia de Ortega consiste en borrar los límites entre la mentira y la verdad, gracias al avasallante control de todos los poderes del Estado y la desinformación de los medios oficialistas.
Entre el año 2018-2021, el objetivo estratégico de Ortega ha sido buscar la miniaturización y encapsulamiento de la oposición de la calle y el resquebrajamiento de la alianza de la oposición mediante un trueque maquiavélico.
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El objetivo final de Ortega es mantener a la oposición en un estado de inestabilidad permanente, donde ninguna tendencia particular pueda imponerse, prolongando así la crisis de la oposición de manera indefinida y asegurarse su permanencia en el poder ya sea a través de un “orteguismo con o sin Ortega”.
