El dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, desaprovechó la oportunidad de ofrecer una solución a la crisis sociopolítica del país durante el evento partidario del 19 de julio, y por el contrario, apostó por un discurso «desfasado y guerrerista» en un acto que evidenció su destierro de la comunidad internacional, incluyendo sus aliados Cuba y Venezuela, «grandes ausentes», indican analistas.
«Si hace un mes amenazó con cárcel, esta vez amenaza con muerte», resume el analista político Eliseo Núñez Morales. El abogado declara que Ortega escaló su retórica en contra de opositores al amenazarlos con violencia que, además, justifica al señalar que cualquier acto que realicen sus cuerpos represivos, el Ejército de Nicaragua y la Policía Nacional, lo hacen «en nombre del pueblo».
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Sumado, el dictador «se está esforzando en hacer más grande al “enemigo” como todo régimen fascita o totalitario que necesita un enemigo para poder amalgamar a su base y, esta vez, vuelve con el enemigo antiguo que es Estados Unidos (…) para que justifique toda la represión y también los problemas económicos», lo cual no es una estrategia efectiva de propaganda política en comparación a la década de los 80, resaltó Núñez Morales.
«Tenés una población con mucha conexión con Estados Unidos a través de las remesas, incluso del traslado cultural (…) Es mucho más difícil porque las nuevas generaciones tiene una dependencia», manifestó.
A pesar de su discurso «antiimperialista», Ortega no se atrevió a referirse a la situación de Cuba ni a los llamados «yanquis», lo que «puede indicar que él está tratando que no lo metan en la misma bolsa y cree que puede librarse del esquema Cuba-Venezuela- Nicaragua, sin embargo también pudiese ser que él no tiene las mejores relaciones con el actual gobierno cubano», reveló Núñez.
«Recordemos que el gobierno cubano lo dejó en una evidencia con el tema del COVID-19, no una si no varias veces», añadió.
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Este aparente distanciamiento entre ambos regímenes responde a que «no ha habido una cercanía entre gobiernos, sino entre partidos», destacó el analista político Róger Guevara Mena.
Guevara coincide en que el acto público de Ortega demostró la ausencia total del cuerpo diplomático que «si invitaron, no llegaron ¡No había nadie! Ni el nuncio (papal Waldemar Stanislaw Sommertad). Pareciera que está cada vez más solo y eso lo atormenta».
Ortega no quiso «meter las manos al fuego» por Cuba porque no sería la primera vez que la isla lo deja «embrocado», dado que en los últimos años se ha observado una mayor cercanía entre la isla y el país norteamericano.
«Con Cuba tiene mucho cuidado. No quiere arriesgarse a condenar a los gringos en Cuba cuando el pueblo cubano se va a entender con ellos», señaló Guevara, quien agrega que la tensa calma en la isla tras las protestas sociales «quiere decir que La Habana ha avanzado en ciertas conversaciones con Washington» y eso lo sabe Ortega.
«La diplomacia cubana es muy cimosa. Estos países comunistas no dicen la verdad ni entre ellos mismos, yo creo que ni a su madre, y esta falsedad compulsiva es la que le produce inseguridad a (Daniel) Ortega que ya lo dejaron mal más de una vez, entonces prefiere no abordarlo porque ya le dejaron la amarga experiencia de dejarlo ensartado, confrontando, mientras los cubanos se arreglan», mencionó.
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Daniel Ortega simplemente desaprovechó la ocasión para presentar propuestas de diálogo a lo interno y con la comunidad internacional. «Fue una oportunidad perdida. Un discurso desfasado, provocativo, sin contenido de propuesta, violento contra sus antiguos aliados: los empresarios, y la oposición; una comparecencia de confrontamiento, en vez de propuestas conciliatorias», añadió el analista.
Además, Ortega dejó en claro que no habrá mayores cambios en su objetivo de perpetuarse en el poder, lo que es «una expectativa inocente de parte de la oposición».
Según Guevara, los precandidatos presidenciales y opositores encarcelados en las últimas semanas seguirán siendo una «carta de negociación, moneda de cambio» del régimen y no descarta que en las próximas semanas libere a una parte «para que pueda encabezar una oposición de mentira» de cara a las elecciones generales previstas para el siete de noviembre.
Muy acertados los comentarios de los entrevistados. Nada que agregar, y si para colmo pone como candidata a la Rosario , se hunde más rápido. Es un personaje detestable para los orteguistas y los de su alrededor saben lo despota y absolutista que es