En los últimos informes presentado por el Observatorio Ciudadano se pudo apreciar una baja en las cifras de contagios, lo cual atribuye el equipo multidisciplinario al contexto de represión e incremento del asedio y las amenazas a opositores, que vuelven difícil expresar toda información contraria a la que el régimen quiere dar a conocer.
«El clima de violencia y vulnerabilidad ciudadana ha aumentado el temor de informar sobre una situación esencial para la salud pública», aseguran los médicos independientes que también han sido víctimas de la represión que implantan los Ortega-Murillo.
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La cifra más baja de contagios sospechoso a COVID-19 que reporta el equipo multidisciplinario es de la semana que comprende del 10 al 16 de junio. Durante este periodo reportaron solo 183 casos, mientras que el Ministerio de Salud (Minsa) reportó un incremento de más de 200 casos. La primera vez que las cifras no oficiales eran menores.
El observatorio ha sido clave para concientizar a la ciudadanía nicaragüense sobre el peligro y la seriedad de la pandemia incluso para la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), entidades que acogen esas cifras debido a la escasa información que brinda el Minsa.
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El miércoles, 23 de junio, la Unidad Médica Nicaragüense (UMN) anunció el cierre de sus oficinas que atendían a pacientes que presentaban problemas asociados al COVID-19, pacientes que requerían sus servicios o no eran atendidos en los centros hospitalarios públicos por represarías por parte del régimen.
Con esto, los médicos independientes se muestran preocupados por el futuro de la pandemia y al sistema de salud en el país, hacen un llamado a la ciudadanía a continuar tomando las medidas de seguridad y ser responsables en cuanto a su protección personal, además, de no acudir a los llamados de aglomeración que inclusive hace el gobierno.