El conflicto entre el Estado judío de Israel y los árabes israelíes y los del territorio de la Franja de Gaza sigue provocando muerte y destrucción en los 10 días que lleva la escalada de violencia que cobra más de 200 vidas, centenares de heridos, miles de desplazados y el peligro de una crisis humanitaria agravada por la pandemia de COVID-19.
Según información de las agencias de noticias internacionales que reportan desde el centro del conflicto, en la Franja de Gaza han fallecido 197 personas, entre ellas 61 menores. Además, otros 20 palestinos han muerto a manos de las fuerzas de seguridad israelíes en Cisjordania.
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Por su parte, las autoridades israelíes reconocen, entre los suyos, 10 fallecidos, víctimas de los disparos de proyectiles desde el territorio palestino.
Los niños, los ancianos y los enfermos continúan siendo quienes más sufren los ataques porque limitan la capacidad de atención y escasean los suministros de medicina y alimentos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) insiste, ante las partes enfrentadas, en que se establezca al menos un cese al fuego humanitario para poder socorrer a las víctimas, y llamó a las agencias internacionales a enviar ayuda a la zona donde la crisis humanitaria es cada vez más latente.
Los cables noticiosos de la agencia europea Eitb.eus detallan que, ademá, al menos 450 edificios han sido destruidos, entre ellos seis hospitales. Se contabilizan 52 mil personas que han tenido que abandonar sus hogares y de ellas, unas 47 mil, están refugiadas en condiciones muy precarias en edificios de escuelas administradas por la ONU.
La comunidad internacional, principalmente los países árabes, tratan de poner alto a la escalada de violencia entre judíos y árabes, después de más de una semana de ofensiva sobre la Franja de Gaza, y de intentos infructuosos de pactar una tregua por parte de Egipto.
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El presidente estadounidense, Joe Biden, que está siendo acusado por su propio partido demócrata de falta de firmeza frente a Israel, durante una llamada telefónica con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, manifestó que apoya «un alto al fuego», lo que abre cierta esperanza para los habitantes de Gaza de que disminuya un poco la lluvia mortífera y destructiva de cohetes que lanza Israel contra supuestos objetivos de la milicia Hamas, pero que en realidad está pulverizando edificios públicos, viviendas y matando civiles. Cíviles, según han denunciado las autoridades palestinas.
Ofensiva diplomática
Mientras la violencia sigue arreciando, este martes, cuando los árabes de los territorios ocupados llamaron a una huelga en la que se han registrado enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE), se reunieron por videoconferencia para abordar el tema de la violencia entre Israel y Palestina con la intención de analizar de qué forma los Veintisiete pueden contribuir al cese de los ataques.
En tanto, el mandatario francés, Emmanuel Macron, y su homólogo egipcio, Abdelfatah al Sisi, destacaron «la necesidad absoluta de poner fin a las hostilidades».
Asímismo, el Consejo de Seguridad de la ONU se reuniría por cuarta vez para una sesión de emergencia este martes, pero Estados Unidos sigue opuesto a la adopción de una declaración pidiendo «el cese de la violencia».
Justificación israelí
Según la información divulgada por la Agencia EFE, el gobierno de Netanyahu ha afirmado que quiere evitar las víctimas civiles, pero que Hamás sitúa deliberadamente sus infraestructuras terroristas entre la población. Asimismo, después de haber hablado por teléfono con el mandatario norteamericano Biden, que apoyó un cese al juego, Netanyahu dijo que los ataques continuarían hasta que Israel considere que ha recobrado la seguridad para su territorio y sus ciudadanos.
Mientras, Israel y las milicias de Hamás continúan con los ataques de misiles, el Ministerio de Sanidad de Gaza hizo un llamamiento a las organizaciones internacionales para que «proporcionen suministros de equipo de protección personal para limitar la propagación de COVID-19». Los misiles israelíes destruyeron la única oficina dedicada a atender la propagación de la pandemia en ese territorio palestino.