«¡Están quemando Radio Darío, por favor compartan este video!», clamaba el periodista de la emisora del departamento de León, la noche del 20 de abril de 2018, mientras se acercaba a las instalaciones prendidas, ambientadas por gritos y sollozos.
«¡Nos atacaron de nuevo! ¡Radio Darío ha sido quemada! Las amenazas que habíamos recibido se están haciendo efectivas. ¡Nos quieren callar!», exclamó en el Facebook Live de la página de la radio.
Aníbal Toruño, director de Radio Darío, ya en las afueras de las instalaciones, denunciaba por teléfono el ataque ante medios de comunicación nacionales: «en medio de la desgracia y de la atrocidad del Frente Sandinista de destruir Radio Darío una vez más, dejame decirte, que es decisión nuestra de seguir trabajando y luchando por la democracia en Nicaragua y nosotros vamos a continuar haciendo nuestra labor de defender los derechos de este pueblo».


«Nos tiraron una bomba y Radio Darío arde sin control… pero destruyen lo material, pero no destruyen los ideales… El gobierno de Daniel Ortega reprime una vez más a medios de comunicación… ¡Cobardes! porque usan pasamontañas, las bombas, la fuerza, el fusil, los morteros», manifestó Toruño en ese entonces, mientras leoneses ayudaban a sofocar las llamas.
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Minutos antes, Raúl, el guarda de seguridad de 55 años, había sido encañonado por hombres encapuchados, mientras adentro se encontraban 12 trabajadores que seguían transmitiendo las protestas sociales en contra de la dictadura, en especial lo que acontecía en León. La ciudad universitaria fue una de las principales trincheras de protestas contra el régimen.
La docena de turberos llegaron cargando galones llenos de combustible, listos para su cometido. A los minutos, pasadas las 7 de la noche, se escuchó la explosión. Entre el caos, los trabajadores y un invitado escaparon por la ventana, otro se atrevió a buscar la salida principal que era consumida por las llamas. «Ojalá, en nombre de Dios, no tengamos ninguna persona fallecida», decían, mientras desconocían que el guarda y un reportero eran auxiliados por sus quemaduras.


La radio de 69 años de existencia, en ese entonces, regresó al aire 48 horas después en precarias condiciones y en otra sede. Dos personas fallecieron: las que habrían perpetraron el acto. Fueron identificadas como Apolonio Delgadillo, quien habría lanzado el mortero, y Jimmy Paiz; a quienes les habían prometido el pago de 500 córdobas por cometer el delito, relató Toruño.
«En este 2021 se cumplen 72 años de hacer radio y tres del cobarde ataque, con el que los enemigos de este pueblo lograron destruir un edificio, pero no lograron, a como pretendían, ni acabar con Radio Darío, ni apagar nuestras voces, ni matar la pasión con la que nos entregamos a lo que hacemos, a lo que don Juan Toruño Calderón nos enseñó a hacer», manifestó Aníbal Toruño en el editorial de este 20 de abril.
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«Salimos de ese atentado más bien fortalecidos, vivos aún en contra de toda posibilidad humana, y seguimos luchando día a día por un nuevo amanecer, batallando todos los días junto un pueblo que está harto de tanta y tanta opresión, un pueblo que quiere vivir y que persiste en su búsqueda de justicia, libertad y democracia», resaltó.


Desde entonces, periodistas de la radio continúan bajo hostigamiento y ataques, con más de 90 asedios a la fecha. Aníbal y otros trabajadores de la radio fueron incluidos en la lista de beneficiarios de medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a raíz de la represión gubernamental. Sin embargo, la Policía y simpatizantes del régimen continúan la persecución, y allanamientos ilegales a la vivienda del director. Toruño se ha convertido en una de las voces del periodismo independiente nicaragüense que denuncian los ataques a la libertad de prensa en el país a nivel internacional.