En la homilía de este domingo, cuatro de abril, «Domingo de Resurrección», en la Iglesia Santa Agatha en Miami, Florida, el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio Báez, exhortó al pueblo católico a no perder la esperanza y a luchar por un cambio genuino en la sociedad. El religioso llamó a los políticos a no velar por sus propios intereses, sino por el bienestar de su pueblo.
Haciendo alusión a la resurrección de Jesucristo, Báez indicó que «los políticos también deben correr delante del pueblo, no para llegar primero y acaparar puestos y privilegios, sino para construir con premura, con rapidez entre todos una convivencia nueva, que favorezca a todos, que no deje excluido a nadie; basado en la solidaridad, la libertad y la justicia».
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En cuanto a las crisis políticas y sociales que se viven actualmente en Nicaragua, el religioso enfatizó en que no se debe perder la fe porque «aún las piedras más pesadas pueden ser removidas; una lección que nosotros no deberíamos olvidar nunca; con la fuerza del Señor resucitado hasta los obstáculos que parecen más insalvables se desvanecen y llegan a desaparecer».
Además y refiriéndose al pueblo nicaragüenses y al dictador Daniel Ortega, monseñor Báez enfatizó en que «ninguna cruz es definitiva, la muerte no tiene la última palabra, como tampoco lo tiene los poderes tiránicos e injusto como el que está destruyendo a Nicaragua».

«Los que aparentemente tienen el poder son unos derrotados, dignos de lástima (…) Así como Cristo crucificado resucitó, también nuestro pueblo (Nicaragua) crucificado resucitará», enfatizó el obispo auxiliar, quien dijo que no se deben esperar «soluciones milagrosas», porque el cambio que Nicaragua necesita es a través de la perseverancia.
«Se debe correr juntos, sin ponerse zancadillas»
«Con la vida gloriosa de Cristo resucitado invadiendo nuestra existencia, las grandes piedras de la vida, que sepultan la esperanza y ahogan el amor, son removidas para dar espacio a las cosas nuevas y sorprendentes que Dios quiere realizar en nosotros» recalcó el obispo, agregando que «en la vida cada uno despliega sus propias posibilidades, unos primeros y otros después, sin embargo esta diversidad no debe dar origen a conflictos».
Referente a las promesas de los políticos, Silvio Báez expresó que en la sociedad hay diversidad de visiones y de estrategias en las personas y los grupos, pero todos deben de esforzarse en buscar el bien común.
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«En la sociedad es urgente superar los egoísmos estériles y las confrontaciones inútiles, que hacen de la convivencia social una grotesca competencia. Nuestra sociedad está necesitando urgentemente de personas y grupos para correr sin ponerse zancadillas los unos a los otros».
El religioso concluyó alentando al pueblo nicaragüense a que «no perdamos la capacidad de soñar una patria distinta, porque si la patria es pequeña, uno grande la sueña. Solo nuestro esfuerzo cotidiano, perseverante y pacífico por construir como los nicaragüenses nos merecemos lo arpa posible, pero no olviden que el Señor resucitado está a la par de los pobres, está a la par de los presos políticos, está de parte de los perseguidos, está de parte de las víctimas que reclaman justicia. No perdamos la esperanza».