El exmiembro de la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), Humberto Ortega, quien también es hermano del dictador Daniel Ortega, reveló lo que podría ser la condición de la dictadura para permitir elecciones libres en Nicaragua y abrir la puerta al restablecimiento de la democracia.
El exmilitar en un artículo de opinión publicado en el diario La Prensa rememoró el acuerdo de paz de 1988 con la Resistencia Nicaragüense y dejó claro que eso fue posible gracias a que se negoció una «amnistía para todos» y adelanta que «Hoy por hoy, las elecciones libres aseguran alcanzar un acuerdo nacional, para la convivencia respetuosa entre todos, gobernados en paz, plena libertad y democracia, ley y orden. Convivir: cohabitar, coexistir. Desde ya sin presos políticos».
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El general del Ejército en retiro, considerado el artífice de la actual institución castrense y la voz principal del Gobierno sandinista en las negociaciones de paz de los años 80, en su artículo publicado el 18 de marzo titulado: «Ayer y ahora» trae a la actualidad aquel acuerdo que adjetiva de patriótico y cívica y destaca que si «ayer» con las negociaciones de Sapoá (Rivas) se logró la paz, «ahora», sin decir pero lo insinúa, las elecciones generales que por Ley corresponden el próximo noviembre podría permitir negociaciones que den paso a convivencia nacional.
«Ayer fue Sapoá: cese al fuego-elecciones-paz. Ahora: elecciones-convivencia nacional-paz.», dice el hermano de Daniel Ortega en su escrito para agregar que «el 23 de marzo de 1988, los sandinistas y la Contrarrevolución, con patriotismo y civismo, firmamos el Acuerdo de Sapoá, para el fin de la guerra y el nacimiento de la paz, que mandata: Amnistía. Diálogo Nacional. Libertad de expresión. Desarme de la Contrarrevolución para reintegrarse a la vida normal del país».
El fundador del Ejército que ha insistido con los términos de «cohabitar y coexistir» justifica las negociaciones de la deciada de los 80 con la necesidad de la sangrienta guerra que sostenía el primer régimen sandinista patrocinado por el entonces campo socialista liderado por la Unión Soviética y la Resistencia Nicaragüense, financiado por Estados Unidos, lo que mantenía sumida a Nicaragua en una profunda crisis económica que se hacía sentir con la severa escasez de alimentos e insumos de primera necesidad.
«La economía solamente subsiste, y los avances sociales se debilitan o cesan. Las libertades democráticas se limitan drásticamente, y la situación económica empeora, por nuestros errores políticos de cerrar espacios a opositores, reprimirlos y, al aplicar, planificación rígida que afecta el mercado, contradiciendo nuestra promesa de economía mixta, pluralismo político y no alineamiento, que dio espacio a la guerra civil, la que, en insolente e ilícita intromisión, subsidia Reagan», rememora el militar retirado.
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Según Humberto Ortega, ante la guerra y la crisis económica, las negociaciones fueron una necesidad imperante desde 1984, «para evitar la intervención de tropas EE. UU», y de esos procesos de negociación, también se aseguran la garantía internacional de que se respete la existencia del Ejército Popular Sandinista (EPS) como única fuerza armada del país.
Humberto Ortega, hermano del mandatario nicaragüense Daniel Ortega. Foto: END
«En 1986, configuramos un Ejército moderno y profesional. En junio de este año, el Tribunal de Justicia de la Haya condena al gobierno de EE. UU., por su guerra de agresión a Nicaragua. En enero de 1987, estalla el escándalo de ventas ilegales de armas a Irán, y tráfico de drogas para financiar a la Contra. Este mes, en nuestra patria se promulga la nueva Constitución Política, con la cual se asegura en agosto firmar el acuerdo de paz centroamericano Esquipulas II. Este acuerdo únicamente reconoce a los ejércitos legítimos, amparados en cada una de sus respectivas constituciones y, obliga, se desarmen los contras, y guerrilleros izquierdistas, de la región», recuerda, tratando de poner a salvo en la historia y ahora la existencia de las actuales fuerzas armadas que en realidad es el EPS con sus mismos mandos desde 1979, cuando los sandinistas derrocaron al también dictador Anastasio Somoza.
Asimismo, Ortega vuelve a insistir en la negociación de ayer, «Con Sapoá, vienen, en aras de la paz: la amnistía para todos, que también permite, por exigencia de la Contra, el perdón y la excarcelación de los militares de Somoza, condenados por horrendos crímenes; la apertura de las libertades políticas y de expresión; seguridad a la vida de las personas; y se garantiza el proceso electoral».