La ceremonia de toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se realizará este próximo 20 de enero de 2021 en una ciudad totalmente militarizada, llena de retenes y con pocos invitados, nada del tradicional desfile ni publico presenciando el acto. La pandemia de COVID-19 que azota el mundo y fuertemente esa nación así como la posibilidad de más alteraciones a manos de extremistas seguidores del mandatario saliente Donald Trump, alteraron la vistosidad y orden del histórico acto.
Oficialmente, el mandato del presidente número 46 de Estados Unidos comenzará este miércoles 20 de enero a las 12 del medio día, hora del este en esa nación, luego de juramentarse junto a su vicepresidenta, Kamala Harrris, que se convierte así en la primera mujer en alcanzar ese cargo en la historia de ese país. La toma de posesión se celebrará en Washington bajo las más estrictas medidas de seguridad semanas después del asalto del Capitolio, del 6 de enero.
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También, este acto de traspaso de mando en la potencia del norte, será el primero desde 1869 donde el presidente saliente no estará presente para entregar el cargo a su sucesor. Andrew Johnson en ese año se negó a asistir a la investidura de su relevo en el cargo.


Días previos a la ceremonia como medidas de seguridad fueron desplegados en Washington al menos 10,000 efectivos de la Guardia Nacional, pero según publicaciones de medios de comunicación norteamericanos, para el miércoles, propio día del acto de traspaso, habrá en esa ciudad unas 25 mil tropas, lo que representaría el doble de uniformados movilizados para dar seguridad en las ceremonias pasadas. Asimismo, las autoridades de la capital norteamericana han pedido no viajar a la ciudad para la investidura y que lo mejor será seguir el evento por televisión. En la ciudad es notable el despliegue militar con cierres de carreteras y de líneas de metro, controles de vehículos, camiones militares, vallas y bloques de cemento para cercar la Casa Blanca y el Capitolio.
La ceremonia
Biden ha insistido en que la ceremonia se realice en el exterior, una tradición que comenzó en 1865 con Andrew Jackson de mandatario. El equipo del demócrata propuso que el juramento se trasladara al interior del Capitolio por los riesgos que conllevan la pandemia y las amenazas de grupos extremistas. Sin embargo, el acto se efectuará en las escalinatas de la parte oeste del complejo que alberga al Congreso estadounidense como se hace desde la investidura de Ronald Reagan, en 1981.
Está previsto que Donald Trump abandone la ciudad de Washington la mañana del mismo miércoles con dirección al estado de Florida. Deberá volar antes del mediodía, porque después de esa hora, ya no puede utilizar el avión presidencial Air Force One.
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Los eventos públicos han sido limitados. No se llevará a cabo el tradicional desfile por la Avenida Constitución. Tampoco el baile inaugural, pues el centro de convenciones que lo acoge está convertido en un hospital de campaña para atender la pandemia. El número de invitados que presenciarán el juramento ha sido reducido. Biden dará su primer discurso desde el escenario construido en las escalinatas, centrado en la reunificación del país. No habrá público en la explanada del National Mall, que está cerrado a los peatones.
Invitados de honor
Además de los miembros de la Cámara de Representantes, el Senado y el Gabinete, solo un puñado de invitados podrá presenciar el acto en persona. Los expresidentes Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton acudirán acompañados de Michelle Obama, Laura Bush y la excandidata presidencial Hillary Clinton. El exmandatario Jimmy Carter, de 96 años, no viajará a Washington por primera vez desde que dejó la Casa Blanca, en 1981. El vicepresidente saliente Mike Pence sí acudirá a las escalinatas del Capitolio.
La popular cantante Lady Gaga será la encargada de cantar el himno nacional. A este momento seguirá una lectura de poesía de Amanda Gorman, una joven autora afroamericana cuya obra se enfoca en el feminismo y los temas de raza. La actuación musical de la ceremonia de investidura estará a cargo de Jennifer López. Otra novedad es que por primera vez desde 1949 no habrá baile inaugural.