El nombramiento del padre José Francisco Tigerino como nuevo obispo de Bluefields y el realizado hace algunas semanas del padre Marcial Guzmán como obispo de la Diócesis de Juigalpa representa un fortalecimiento de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, ya que se trata de dos hombres jóvenes con excelente currículo y vinculados a las causas sociales .
El sacerdote Tigerino se desempaña aún como rector del Seminario Nacional de Fátima y el padre Marcial era el Rector del Santuario de Popoyuapa de la diócesis de Granada. Ambos son menores de 60 años y durante su sacerdocio han sido párrocos el primero en El Sauce, Chichigalpa, Chinandega y León y el segundo en varios municipios de Rivas, Granada y Nandaime.
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El nuevo obispo realizó estudios en universidades norteamericanas lo que le permite hablar fluidamente el inglés, idioma que es común en la Diócesis de Bluefields.
Él sustituye a monseñor Pablo Schmitz quien fue trasladado a la Diócesis de Siuna por el fallecimiento del obispo que esta asignado a esa zona, monseñor David Albyn, que había sido nombrado en noviembre de 2017 al crear el papa las diócesis del Caribe Norte y Caribe Sur.
Monseñor Schmitz ha presentado también su renuncia por asuntos de edad, pero continúa haciendo una noble labor en la zona a la cual ha dedicado la mitad de su vida.
Se estima que en ambas diócesis hay más de 600 mil católicos y 37 parroquias lo que obligó al Vaticano a la división de esa región en dos diócesis considerando que geográficamente son las más extensas.
De esta forma la Conferencia Episcopal integra a dos nuevos miembros que según algunos analistas vendrán a fortalecer su trabajo evangelizador y el papel que están realizando en la coyuntura que vive el país