Una colérica Rosario Murillo atacó otra vez a los grupos opositores de Nicaragua, un día después que la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobara una resolución con 20 votos a favor, dos en contra y 12 abstenciones donde pone plazo al régimen de Daniel Ortega para que tenga lista una serie reformas electorales a más tardar en mayo de 2021.
Siguiendo el esquema de la vocera de la dictadura, las acciones de otros países responden a que en Nicaragua hay ciudadanos que se comportan como «vasallos imperiales». La sancionada vicepresidenta en su monólogo de este 22 de octubre no se midió e hizo una similitud de sus adversarios con perros rabiosos.
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Al referirse a los «logros» de su administración señaló que «¡Cuánta buena nueva! Abunda la buena noticia (en Nicaragua), porque aquí hay generosidad, buena voluntad, bondad. El odio arrinconado entre unos y otros, esas migajas insignificantes que todavía se atreven a soltar espuma, sapos y culebras por la boca, cada día menos, cada día más rechazados, repudiados, cada día más reconocidos por sus actos, por sus crímenes, así el contraste entre todo lo bueno, la vida buena, la vida en paz, con prosperidad y el odio arrinconado gracias a Dios, de esos rincones en los que no pueden moverse, porque los rechazan las familias».
Murillo se cobija en un supuesto odio del pueblo para atacar a sus «enemigos» a los que no perdona por protestar contra su gobierno. «Cómo podemos dejar de hablar del contraste, del amor que reina en todas partes y el odio que ha quedado en unas gargantas rezagadas, chiquititas, miserables, el amor reina en nuestra Nicaragua que brilla (…) El odio como expresión diabólica no existe, no lo reconocemos. El odio destruye y carcome a quienes sienten ese tóxico en sus corazones, el odio, el egoísmo, la ambición y, sobre todo, la falta de identificación con su patria, su cultura, su manera de ser, eso que sabemos está en esos corazones derrotados para siempre», reiteró.


La segunda al mando de Nicaragua, durante su intervención donde siempre aprovecha para «predicar» su «amor a Dios» al mismo tiempo que furibunda y sin freno se lanza contra quienes no piensan como ella, resaltó los fondos que se destinarán para 2021 en el Presupuesto General de la República, recursos que salen de los impuestos que pagan los nicaragüenses.
Murillo exaltó que su gobierno «invierte en los derechos que tienen las personas», destacando la seguridad ciudadana, aunque no menciona que la Policía y el Ejército son dos instituciones cuestionadas por reprimir al pueblo, e incluso la institución a cargo del orden público fue sancionada por ordenar disparar a manifestantes al igual que los dos jefes de esas dependencias, el comisionado general y consuegro presidencial Francisco Díaz y el general Julio César Avilés.
«¡Cuánta bendición De Dios! A pesar de los enemigos de la paz, de los terroristas, de los lenguas largas, a pesar de los vasallos de los imperios, vamos adelante. La fe moviliza todos nuestros esfuerzos (…) No hay vasallo imperial que se interponga, gracias a Dios; esos vasallos imperiales, esos forajidos, delincuentes, destructores, esos que han pegado fuego a las instalaciones de servicio a nuestro pueblos, esos que nuestro pueblo nunca, nunca, perdonará , porque la destrucción de programas y proyectos cristianos y solidarios para luchar contra la pobreza es un pecado capital, un sacrilegio, nunca, nunca será olvidado ese asalto a la paz, a la tranquilidad y al avance, al desarrollo justo de nuestra Nicaragua. ¡Jamás!».
«¡No pudieron, ni podrán!», recalcó la vicedictadora, una frase que se ha convertido en habitual encerrando en ella amenazas aunque habla de consolidar la paz y de una Nicaragua que apuesta a la concordia,