El más reciente acto de agresión del régimen contra una ciudadana al sustraer de su negocio un rollo de banderas azul y blanco fue calificado por Carlos Mejía como un retorno a la época de las cavernas, una graduación en la estupidez humana y un capítulo más en la historia universal de la infamia.
Nicaragua es el único país del país del mundo donde exhibir su bandera, en el vehículo, oficina, hogar o una plaza pública puede ser objeto de agresión, detención o represión y si llega a gritar “Viva Nicaragua Libre” hasta pena de muerte.
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Al iniciarse septiembre, que con tanto orgullo llamamos mes de la patria, es necesario referirnos a la Ley sobre el Uso de los Símbolos Patrios de 1971 y reformada en el 2002 donde se establecen las características y uso de los símbolos y define como obligación, entre otras, izar la bandera azul y blanco en los hogares durante estas fechas.
Si se cumpliera este precepto, harían falta cárceles para quienes obedezcan dicha ley, considerando que para el régimen constituye un delito, y sobraría quien así lo interprete dentro de ¨los egresados de las escuelas de la estupidez¨.
Marcha del Día del Estudiante en 2018. Foto: Artículo 66
La ley obliga a ministerios, entes autónomos, embajadas, consulados, colegios, y oficinas de todos los poderes del Estado a colocar la bandera en asta y que dicho símbolo presida los diferentes actos oficiales. Igualmente, establece sanciones para quienes no acaten dichas disposiciones.
Si esto se aplicara, cuántos funcionarios serviles serían procesados por colocar, en un acto del peor servilismo, la bandera del partido de las cuatro letras más visibles que la nacional.
Más triste aún, observar a embajadores, cónsules y otros funcionarios diplomáticos cuando aparecen fotografiados en las cotidianas reuniones virtuales, luciendo en sus escritorios minúsculas banderas azul y blanco y tristemente a su lado, la del partido que según ellos le deben pleitesía.
Sanciones también deberían aplicarse desde hace muchos años a quienes distorsionaron y deformaron el Escudo Nacional violando la ley, cambiando sus colores y desfigurando los símbolos que representa.
Si patriotas son quienes defienden su país y se enorgullecen de sus símbolos, entonces los que vulneran, pisotean y ensangrientan no solo son anti patriotas, sino que apátridas, porque se afrentan de su bandera y se arropan con otra, auto desterrándose y renunciando al amor patrio del país que les vio nacer despreciando sus valores y sus símbolos.