En un ataúd marrón con la cruz cristiana incrustada en él, venía el cuerpo de Eleazar Blandón, el temporero nicaragüense que salió del país en búsqueda de un futuro mejor, y falleció bajo el inclemente sol de Murcia, España, donde laboraba como recolector de sandías.
Tras casi un mes de espera, en horas de la tarde de este jueves y en un ambiente desconsolador, familiares llegaron al Aeropuerto «Augusto C. Sandino», en Managua, para recibir el cuerpo del joven.
Como un retrato de la difícil situación que sufren muchos migrantes nicaragüenses, Eleazar salió del país con el sueño de «salir adelante», logrando pisar tierra europea donde se dedicó a trabajar en el campo, durante la recogida de plantas.
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Fue allí donde perdió la vida el primero de agosto, a consecuencia de una insolación, al verse en la necesidad de trabajar bajo temperaturas que superaban los 44 grados y sin acceso al agua para refrescarse, según medios locales.
Su hermana Ana, quien se encuentra en España, relata que el joven le llamaba contándole que «aquí a uno le humillan. Me llaman burro, me gritan, me dicen que soy lento. Te tiran el polvo en la cara cuando estás agachado. No estoy acostumbrado a que me traten así», relató la joven al diario El País.
El día de su deceso, el joven de 42 años, se desvaneció sin que el patrón le auxiliara. No fue hasta que concluyó la jornada cuando lo trasladaron en la furgoneta de los trabajadores, quedando en el abandono en el centro de salud de Murcia.
Medios indican que Eleazar participó en las manifestaciones antigubernamentales, por lo que recibía amenazas. Ante la crisis del país, partió dejando atrás a sus tres hijos y una esposa embarazada, quienes hoy lo reciben con el corazón roto y con un bebé recién nacido que ya no conocerá.
El cuerpo de Eleazar fue trasladado en un carro fúnebre hacia el departamento de Jinotega, donde se le realizará Misa de Cuerpo Presente en horas de la tarde de este viernes y posterior sus exequias en esa localidad ubicada a 130 kilómetros al norte del país.
