La vocera de la dictadura de Nicaragua, Rosario Murillo, en su afán de maquillar el «acto terrorista» contra la capilla Sangre de Cristo, en la Catedral de Managua, advirtió que no permitirá que se manipule el dolor de los nicaragüenses «por personas que no pertenecen a nuestra cultura, ni a nuestro país».
Murillo dijo que es un «doloroso evento» que representa la pérdida de patrimonio cultural religioso y que por eso «vamos a seguir transcendiendo cualquier intento perverso de manipulación».
En primera instancia, la vocera del régimen omitió referirse a las investigaciones que está realizando la Policía del incendio en la capilla de la Catedral, pero recordó que su administración y militancia, «sabemos lo que pasó en abril 2018, nunca olvidaremos porque caminamos siempre con esperanza y certeza, de que no permitiremos que nunca más ocurrirán esos crímenes de odio en nuestra Nicaragua», manifestó.
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Más adelante hizo alusión al informe conclusivo que dio a conocer la Policía y mencionó que es un «informe conclusivo del doloroso evento que se dio en la Catedral de Managua, para todos los creyentes que crecimos venerando la preciosa imagen de la Sangre de Cristo (…) fue un evento doloroso, un evento que representa la pérdida de patrimonio culturar de una reliquia de nuestra religiosidad, pero vamos a seguir transcendiendo todo mal, y transcendiendo cualquier intento perverso de manipulación».
Murillo explícitamente se refirió a las condenas que ha recibido el ataque por parte de todo el mundo, incluyendo obispos, jerarcas, fieles, organizaciones de derechos humanos y el mismo papa Francisco y advirtió que «este dolor que es de todas las familias de Managua y Nicaragua, un dolor que no vamos a permitir que se manipule por personas que no pertenecen a nuestra cultura, ni a nuestro país».

En su afán de venderse como religiosa dijo que «siempre he dicho que me costó que el mal es parte desgraciadamente de la vida, el mal, la perversión, manipulación, de todo eso está hecho el mundo, porque no somos perfectos (…) aquí este incidente doloroso para todos nosotros es parte de la tristeza que compartimos tantas veces en nuestras vidas, es una pérdida para que hemos tenido ese refugio».
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El viernes, 31 de julio, el cardenal Leopoldo Brenes desmintió las declaraciones de Murillo y dejó claro que «dentro de la capilla ahí no hay ninguna vela, ni cortinas (…) así que el “incendio” no puede ser producto de veladoras (…) Esto fue un acto de terrorismo e incendiario de una bomba de gran poder», señaló Brenes.
En horas de la tarde, la Policía orteguista determinó que el incendio en la capilla de la Sangre de Cristo fue producto de una acumulación de vapores de alcohol «que al mezclarse con el aire caliente se produjo el fuego». Con estas conclusiones, la institución descarta mano criminal, pese a que testigos afirman que un sujeto de identidad desconocida lanzó una bomba molotov.