A ocho días de haber recibido el alta médica, la periodista y exeditora de El Nuevo Diario (END), Letzira Sevilla, de 37 años, sostiene que presenta mejoría en su salud en referencia a la sintomatología del COVID-19. En una entrevista con Artículo 66 afirma que se siente con una nueva vida, pues ahora valora «el aliento de vida que Dios me volvió a dar» a pesar de estar en aislamiento estricto en un cuarto de su casa.
«La última noche que estuve en mi casa, me tomé unas pastillas con la incertidumbre de saber si iba a amanecer, porque realmente me sentía muy mal. Yo estaba sin fuerzas, pero dije que iba a salir porque yo voy a luchar, voy a salir porque Dios me va a amparar. Tenía mucha fe en Dios y en la Virgen», recuerda conmovida la periodista, originaria de Diriamba, del departamento de Carazo.
La comunicadora explica que todavía persiste el cansancio acompañada de brote de rash, es decir sarpullido en la piel. «Saliendo del hospital comencé con una alergia, es una picazón pequeña que me comenzó en la cara y en los brazos, pero ahora se me ha brotado en las piernas, abdomen pero estoy tomando medicamento. Tengo un poco de cansancio, alteraciones de sueño, descompensación de mi enfermedad crónica de diabetes, pero ya con tratamiento y en vigilancia médica», mencionó.
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Sevilla hizo un recuento de lo que ha tenido que vivir por el virus y a la vez agradece a sus colegas de El Nuevo Diario, quienes le brindaron una mano amiga y estuvieron al pendiente de su salud. La periodista relató que su salud agravó el 28 de mayo. «Yo me gravé en cuestión de seis a ochos horas, porque todo movimiento me quitaba la respiración, no comía, dormía con pastilla, sentí mucha fatiga, el cansancio era difícil de ocultar. El traslado al hospital hizo la diferencia entre que viviera o muriera», explica.
Además, mencionó que en el transcurso de su traslado al Hospital Vivian Pellas su condición se complicaba. «Llegué con fiebre de 39 grados, con la presión altísima y esa noche solo me controlaron, porque no había cama (…) Esa noche tuve que dormir en un taxi», dijo Sevilla, quien lamenta la situación de saturación de los hospitales públicos y privados.
«Al día siguiente en la mañana, me atienden pero me dicen que hay un problema que no había cama y que me iban a trasladar al Hospital Alemán Nicaragüense o al Vélez Paiz (…) Yo me sentía preocupadísima, tenía mucho miedo», sostuvo Sevilla, quien finalmente logró quedarse internada en ese centro hospitalario. La epicrisis dice que su caso es una «neumonía por coronavirus asociada con al SRAS».
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Sevilla remarcó que una de las técnicas que posiblemente ayudó a la estabilización de su salud fue estar «boca abajo- Es una posición incómoda, pero te ayuda. Yo hice caso. Pase días con fiebre, a pesar de estar con medicamento sentía que me ahogaba, el oxígeno no me estaba resolviendo, me quitaron el oxígeno nasal y me pusieron una bolsa de reservorio y la doctora me golpeaba la espalda, y me decía que reaccionara, que después de eso solo venía la intubación (…) Yo tenía pavor, tenía miedo», recuerda Sevilla.
Fueron 11 días lo que estuvo internada en el hospital y hoy agradece a todo el personal médico, quienes se dedicaron a atenderla y además a darle ánimo para ganar la batalla del COVID-19. «Oré por mucha fe, agradecí mucho a Dios. La complicación de mi diabetes no mejoraba pero el PCR – Proteína C-Reactiva – que es el nivel de inflamación pulmonar me bajó bastante rápido, me ayudó a mejorar la respiración», explicó la comunicadora.
Finalmente, Sevilla se mostró conmovida y muy agradecida con la atención de los médicos, las oraciones y las personas que ayudaron a cubrir los gastos hospitalarios. A esta fecha ha cumplido ocho de los 21 días de aislamiento estricto, pero ha sido una etapa que le ha servido para ser disciplinada y tratar su salud. «A mí el COVID-19 me encontró descompensada, hoy estoy encerrada en mi cuarto pero alegre porque puedo escuchar hablar y jugar a mis hijos. Hoy tengo un compromiso conmigo misma», concluyó.