Un informe del Instituto Casla, presentado en Madrid, el 17 de enero, revela la participación de funcionarios cubanos y oficiales de inteligencia en la planificación y comisión de crímenes de torturas contra opositores en Venezuela. La organización documentó 12 testimonios directos de las víctimas, quienes identificaron la presencia de los civiles cubanos, cuando estaban siendo torturados en distintos centros oficiales o clandestinos en los que permanecían secuestrados.
El estudio señala que en 2019, el recrudecimiento de la tortura y otros métodos aplicados fueron dirigidos en su mayoría por la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), involucrada en hechos de represión que conllevaron a asesinatos, detenciones arbitrarias, torturas y desplazamiento forzado de personas. Junto a la DGCIM participó la Guardia Nacional, el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y los colectivos.
El Centro Casla también obtuvo testimonios de exfuncionarios de inteligencia y desertores de estos cuerpos; como militares y civiles venezolanos que “indicaron cómo participa el régimen cubano en la represión (…) en la que instruyen técnicas de represión, intimidación y seguimiento a miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) e inteligencia, para que ellos realicen labores de investigación y espíen a sus propios compañeros y sus familias, a líderes políticos y sociales y hacerle seguimiento directo al malestar social”.
Además el Instituto alerta que las labores de inteligencia cubana se realizan “con pleno conocimiento de Vladimir Padrino López, ministro de la Defensa; del Comando Estratégico Operacional (CEOFANB) a cargo de Remigio Ceballos, y del general Iván Hernández Dala, director de la DGCIM”.
A la vez, detalla que la inteligencia cubana y el Grupo Estratégico Cubano (Grace) “estarían implicados directamente en la tortura en Venezuela conocidos como los «isleños» quienes introducen innovaciones para aumentar el dolor en las torturas y tendrían su propia sala de operaciones en las instalaciones militares conocidas como Fuerte Tiuna, en Caracas”. El estudio también revela que entre 2018 y 2019, han sido asesinadas tres personas bajo custodia del Estado, detenidos en el marco de la represión sistemática en Venezuela; el concejal Fernando Albán, el ex militar Modesto Díaz y el Capitán Rafael Acosta Arévalo.
Nuevos métodos de tortura
El estudio indica que entre 2018 y 2019, “las golpizas y torturas por días y semanas vienen acompañados de hambre, deshidratación, humillación y vejación tanto física como psicológica”; a esto se le agrega los patrones de torturas nuevos detectados. En primera instancia el uso de esposas y ataduras por largos periodos de tiempo, fuertemente ajustadas para causar heridas a propósito en las muñecas e incluso parálisis en los dedos.
“Mujeres y hombres son sometidos a largos períodos de tortura, sin descanso, donde les aplican métodos como, por ejemplo, las cortaduras de las plantas de los pies con navajas, el desprendimiento de uñas de los dedos de las manos y pies, la fractura de costillas y el dislocamiento de los hombros con la que deben seguir viviendo, porque jamás les permiten ser atendidos médicamente, lo que produce que las víctimas cambien su postura corporal y que se conviertan con el tiempo en deformaciones permanentes“, revela el informe.
Asimismo, las asfixias y ahogamientos mediante el uso de bolsas plásticas” que entre 2018 y 2019 aumentaron hasta el 54.6%, con 106 víctimas; mientras tres víctimas fueron objeto de ahogamiento y una víctima fue asfixiada con las manos del victimario en el cuello. Además registran un aumento en el uso de las descargas eléctricas; 93 personas fueron sometidas a esa tortura, con “innovaciones” para aumentar el dolor, debido a que les han perforado uñas de las manos y de los pies para pasarle los cables de la descarga. También les incrustaron agujas u objetos metálicos en tetillas y genitales o debajo de las uñas a través de ellos, hacen las descargas, o se les mete cables en los testículos o en el ano.
En los colgamientos registraron dos nuevos patrones: el primero sin que las víctimas toquen el piso, atados con las manos adelante o en la espalda por largos períodos de tiempo, provocándoles asfixias que se agravan por los golpes que recibían en tórax y dorso; el segundo, colgar a la víctima dejando que apenas la parte delantera de los pies toquen la superficie, en algunos casos, rines de cauchos, permaneciendo días completos en esta posición.
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También resalta nuevos métodos en el caso de violencia sexual sobre las víctimas; en estos dos años el 34% de las víctimas tenían lesiones en sus genitales, producto de las torturas, como descargas eléctricas intensas y prolongadas, o golpes y patadas. A esto se le suma el uso de sustancias psicotrópicas desconocidas. El estudio revela que la organización ha obtenido testimonios de personas que dicen haber sido drogadas o haberse sentido mareados mientras los torturaban o interrogaban. En estos patrones, el Instituto Casla insiste en que «han estado involucrados directamente los cubanos», lo que han denunciado ante la Corte Penal Internacional (CPI).
Informe de @CaslaInstitute destaca rol clave de agentes de régimen castrista al facilitar represión de Maduro contra pueblo venezolano. El informe recoge testimonios de ex oficiales de inteligencia, miembros del ejército y civiles.
Venezuela sufre bajo golpe de estado de Castro.
— Michael G. Kozak (@WHAAsstSecty) January 27, 2020
El diplomático del Departamento de Estado de los Estados Unidos, y Secretario Interino para Asuntos del Hemisferio Occidental, Michael G. Kozak, a través de su cuenta en Twitter, manifestó que “el régimen de Castro apoya crímenes de Maduro en Venezuela. Agentes cubanos están entrenando a secuaces de Maduro en técnicas de tortura para aterrorizar a la oposición. Venezuela sufre bajo golpe de Estado de Castro”.