Ante la decisión de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) de «redefinir» sus roles y funcionar de manera autónoma en cuanto a la labor que ha venido desarrollando junto a la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), diversos sectores de la sociedad civil han criticado esta acción. “No es ninguna novedad” por que estas organizaciones “nunca estuvieron unidas”.
Para el activista Yaser Morazán, la noticia no lo tomó por sorpresa porque era algo que ya venía sucediendo. “Me alegro que al fin se hayan decidido a hacer público, lo que de forma privada ha sucedido siempre, porque no se puede dividir algo que nunca ha estado unido”.

Morazán apoyó a estos organismos opositores en sus inicios, pero desde hace varios meses se ha convertido en uno de sus más férreos críticos. El activista, exiliado en Costa Rica, señala que se dio cuenta que ambas instituciones no tenían ningún proyecto de unidad, más que para las fotografías que subían a las redes sociales. “Creo que la división siempre la han promovido sus propios intereses individuales que están vinculados al poder político y económico”, remarcó.
La supuesta “separación” entre la extinta y fallida Alianza Cívica y la UNAB no es novedad, siempre existió, que no lo hayan querido hacer público antes, es otra cosa. Cuando no se comparten valores, es natural la incapacidad de UNIRSE, aquí un pequeño ejemplo ? pic.twitter.com/2ZaBXfnkCb
— Yaser Morazán (@YaserMorazan) January 8, 2020
A la vez, lamentó que el pueblo de Nicaragua haya creído e interpretado que si existía “unidad” cuando en realidad “estas organizaciones gremiales representan única y exclusivamente las características dinámicas, intereses y valores de sus representantes, nada más, porque no son representantes del pueblo de Nicaragua porque ninguno de las dos ha establecido un mecanismo de participación ciudadana donde el pueblo pueda participar y que su voz sea escuchada”.
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Jaime Arellano, comentarista político catalogó la decisión de la Alianza Cívica como una “payasada”, ya que según él nunca han estado juntos. Y lo que está creando en el país es ahora “una confusión porque están alborotando el ambiente más de lo que ya está, ambas instituciones están dejando más interrogantes y dudas, de las que han aclarado”.
Arellano consideró que la “separación” de ambas organizaciones se debe a que siempre ha existido la división y la ambición. “La Alianza siempre ha querido mangonear a la UNAB y viceversa, entonces lo que están peleando aquí es quien controla a quien”, refutó.

Los argumentos que dio escuetamente el director ejecutivo de la Alianza Cívica, Juan Sebastián Chamorro es que la separación se trata de una «redefinición de identidades como organizaciones hermanas en la lucha» y aclaró que no existe conflicto interno entre las dos organizaciones opositoras.
Ortega y su gente nos quieren ver peleando y divididos, pero no es así. Cuando se fundó la @unidadnic, fuimos orgullosamente, miembros fundadores. Hace dos semanas nos pidieron que definiéramos nuestra posición, les dijimos “hermanos de lucha.” El gato tiene 4 patas y una cola.
— Juan Sebastián Chamorro (@Jschamorrog) January 8, 2020
Pero para el politólogo Bosco Matamoros la decisión de la Alianza representa la falta de madurez, visión y coherencia que hasta ahora han venido demostrando estos dos organismos. “Esto es muy curioso porque ellos, ante la comunidad internacional han afirmado que habían conformado una gran coalición, ahora resulta que han repensado su papel mientras el problema en Nicaragua persiste”.

Matamoros, un experimentado analista político y exembajador de Nicaragua en España aseguró que esta acción sin duda disminuye la credibilidad de estas instituciones en el país. “Es evidente que estas dos organizaciones no representan a todo el país, porque Nicaragua está articulado de más organizaciones”. A la vez, señaló que “los de la UNAB y la Alianza quieren remplazar a un gobierno autoritario, cuando ellos están obedeciendo a los mismos vicios, porque no quieren abandonar la silla en la cuales están sentados”.
El excarcelado político y profesor universitario, Ricardo Baltodano coincidió con que ambas instituciones nunca estuvieron unidas. “A mí me parece que de cara a la creación de una gran coalición era mejor no mantener esa confusión, que en principio fue una idea de que las dos organizaciones trabajaran y estuvieran juntas, pero en la práctica sabíamos que esto no resultó ni funcionó porque cada quien tiene sus intereses”.

Para Henry Ruiz, líder del del Movimiento Campesino y exiliado desde finales del 2018, esta decisión era de esperarse y se mostró molesto porque para él “la Alianza no representa al pueblo nicaragüense porque está formada por residuos del primer dialogo nacional, por cúpulas y empresarios aliados al gobierno y no por las personas de la sociedad civil quienes dieron pie a la lucha cívica”.
A la vez dejó claro que la separación de la Alianza, que sus representantes no han querido aceptar o llamar como tal, se debe a que “verdaderamente pesa más la división que hay entre ambas instituciones que dicen representar al pueblo, pero que en verdad nunca se han logrado poner de acuerdo a pesar de la represión, los centenares de asesinados y miles de exiliados que ha dejado la dictadura de Daniel Ortega”.

Ruíz manifestó su descontento con ambas organizaciones y les señaló que “estamos cansados porque en todo el proceso de 2018 a 2019, nosotros le dimos una oportunidad tanto a la Alianza como a la Unidad para que aglutinaran al pueblo, pero no lo han querido hacer, porque primero velan por sus intereses y de último dejan las demandas del pueblo, y no sólo eso sino que nos han demostrado que ni entre ellos existe confianza”.
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Por su parte, el activista social y “comunicador empírico”, como se autollama, Elton Gómez; el reacomodo de las dos entidades que hasta ahora perfilan como opositoras “es una estrategia para conciliar a los partidos liberales que están analizando unirse y crear carpa aparte con el gran capital”.
Considera además, que los empresarios, aglutinados en la Alianza Cívica buscan “mantener la supremacía sobre los movimientos sociales”.
El exreo político Alex Hernández, originario de Catarina, Masaya, señaló que la relación de la Alianza y la Unidad siempre ha sido individual pese a que ellos quisieron aparentar que eran un sólo organismo. “En la práctica lo que hay es una entidad bicéfala y de tratos diferenciados y de privilegios para la Alianza sobre las otras organizaciones aduciendo una legitimidad de origen comentada en los diálogos que hoy por hoy no existe”.

Para Hernández la Unidad ha apostado siempre por retomar las protestas, incluyendo un paro indefinido, mientras la Alianza apuesta por medidas de calle más moderadas, “esto evidencia claramente que la Alianza tiene más tendencia de querer incluir a partidos tradicionales con lo que la Unidad nunca ha estado de acuerdo porque impulsa una agenda política y electoral en la que primen los movimientos sociales surgidos en abril en todos los territorios”.
Pese a todas las opiniones, la Alianza y la UNAB ni siquiera lograron explicar oficialmente las razones de su “redefinición”, ni los alcances de una eventual “coalición nacional”. El politólogo Félix Maradiaga, quien recientemente fue reelecto como miembro del Consejo Político de la Unidad Azul y Blanco aseguró a Artículo 66 que “lo que ha sucedido es que no hemos tenido la habilidad para comunicar muy claramente lo que está pasando”.
Definitivamente estas “organizaciones” nunca estuvieron en unidad. Los únicos que están felices por esta pantomima y ridícules de öpositores” es la dictadura orteguista, la guardia criminal y los asesinos paramilitares, porque a la dictadura lo que le favorece es ganar tiempo y crear caos en la organización del pueblo. La realidad es que solo el pueblo salva al pueblo, solo el pueblo organizado puede derrocar a la dictadura. Las madres de los asesinados, las madres del presos políticos, los excarcelados y los exiliados deben de estar desilusionados con estos opositires de mentira, que solo defienden sus intereses personales y sus ambiciones de poder.
La verdad pura es que este tipo de acciones lo deja a uno con la boca abierta, aunque en el fondo yo veía la falsedad en muchos de sus miembros. Pobres las madres de los muertos, encarcelados, exiliados, para que tanto sufrimiento? Para darle apoyo al gobierno de turno ahora, y al que sea electo después.
Analicemos como surgió la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, después de que el gran capital pidió a los asesinos criminales genocidas retomar el diálogo ellos seleccionaron a los integrantes, no podemos darnos por vencidos pensando que la dictadura se salió con las suyas, simplemente es un impase que debemos superar al lado de las víctimas y los familiares de las víctimas. Tiene que haber justicia contra los asesinos y criminales genocidas. Hay que seguir pidiendo las sanciones contra los asesinos y criminales genocidas. Somos los de a pie del pueblo que debemos dirigir la lucha y derrocar a la dictadura.