Después de que la Policía de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo informó el jueves 16 de mayo sobre la muerte del preso político Eddy Montes y justificó el asesinato como un hecho en “defensa propia” mientras trataban de calmar un supuesto amotinamiento; los abogados defensores de los reos de conciencia y excarcelados cuestionaron dicha versión y aseguraron que no era necesario el uso de armas para contener a los jóvenes.
En la primera nota de prensa, la Policía orteguista detalla que es la novena vez que se da este tipo de alteraciones y que en los últimos días habían destruido la infraestructura del centro provocando que los custodios usaran las armas y actuaran en defensa propia; sin embargo, el abogado de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) Julio Montenegro aseguró que esto no entra en la categoría de “legítima defensa” porque no había una misma cantidad de armas entre privados de libertad y custodios; además de que los oficiales cuentan con el entrenamiento necesario para contener amotinamientos.
“Se supone de que hay orientaciones generales para resguardar el lugar con las medidas mínimas, el uso de este tipo de armas es una cuestión que debe de estar restringido y que no debe de ser usado en cualquier momento, ellos tienen sus medidas de cuidado para evitar este tipo de situaciones sobre todo por la preserva de vidas humanas”, explicó Montenegro.
Destacó que una persona desarmada y en las condiciones físicas en las que se encuentran los presos políticos no representan un peligro para los oficiales de “La Modelo”. En el Artículo 90, de la Ley 473, Ley del Régimen Penitenciario y Ejecución de la Pena, el Estado establece que “tanto en el amotinamiento como en el secuestro, cuando los internos tengan armas de fuego en su poder y se haya agotado toda posibilidad de negociación, la autoridad superior del Centro Penitenciario autorizará el uso de armas de fuego bajo los principios de racionalidad, proporcionalidad y responsabilidad”.
Para el abogado defensor, los hechos generan una serie de dudas y que deberían de investigar y acusar al custodio que privó la vida de Eddy Montes, porque ellos (los oficiales del Sistema Penitenciario) tienen una responsabilidad con las personas que están en ese lugar.

Responsabilidad del Estado
Por su parte, Gonzalo Carrión, exiliado y miembro del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca+, responsabilizó al régimen por la “muerte violenta” de Montes y recomendó analizar el comunicado del Ministerio de Gobernación, el cual solo confirma los actos represivos de la dictadura Ortega-Murillo contra los nicaragüenses.
“Solo tomando lo que ellos señalan para justificar ese resultado final donde hablan de graves alteraciones al orden público y de daños a las instalaciones del Sistema Penitenciario ninguno justifica el uso irracional de las fuerzas y menos de las armas de fuego que terminaron privando la vida de una persona”.
Carrión continuó explicando que la muerte de Montes es consecuencia de la brutal condición de aislamiento, de encierro y castigo en la que se encuentran los presos políticos.
“Siempre están armados”
Mientras, el excarcelado y estudiante universitario Levi Rugama remarcó que durante su encierro los custodios y oficiales del Sistema Penitenciario siempre ingresaban con armas de alto calibre a las celdas donde se encuentran los reos políticos. A tal punto que los “encañonan”, amenazan y los tratan de intimidar diciéndoles que los van a matar.
Sin embargo, en el Artículo 85 de la Ley 473, “se prohíbe el acceso armado al interior del penal y áreas conexas en donde se movilicen privados de libertad”.
Para Rugama, el asesinato de Montes es una “orden directa del Frente como escarmiento, porque ya no los aguantan (a los reos políticos) porque siempre están protestando y siempre están en resistencia”.
Concluyó describiendo que las protestas que se dieron durante su encarcelamiento fueron contenidas por cientos de antimotines armados y que lanzaban gases lacrimógenos hasta lograr que los reos políticos se desmayaran o “salieran arrastrándose por el piso” para ser golpeados.