La ciudadana Arlen Junieth Mairena Herrera, de 38 años y originaria de Matagalpa, denunció que fue víctima de allanamiento policial, detención ilegal, interrogatorios y abuso sexual, por parte de una agente de la Policía orteguista, identificada como Carol Espinoza, de la delegación departamental de esa ciudad del norte de Nicaragua.
Según la denunciante, el cuatro de abril de 2019, al menos 15 policías allanaron su casa, realizaron registro de los cuartos y la sala de su vivienda, en búsqueda de droga, tras señalarla de “abastecedora” de estupefacientes. Mairena explicó que los efectivos registraron hasta los bolsos de ropa y al no encontrar lo que buscaban, uno de los uniformados le pidió volver a registrar un bolso de uso personal. En esa segunda inspección, hallaron un gramo de cocaína, que la afectada aduce que “fue puesto” por los policías.
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“Cuando me llevaron a la estación policial me encerraron en un cuarto de entrevistas, al entrar la oficial Carol Espinoza me dio un golpe en la parte derecha del estómago que casi me hizo vomitar, luego hizo que inventara una historia sobre el consumo de la droga incautada, antes de salir del cuarto me dijo que me desnudara y que hiciera 10 sentadillas en dos ocasiones para luego ponerme de cuclillas y procedió a introducirme sus dos dedos de la mano derecha sin guantes y con las uñas largas. Me sentí y siento humillada, ultrajada y abusada físicamente y psicológicamente”, aseguró Arlen Mairena
La mujer estuvo encarcelada durante dos días. Según demostró con acta formal presentada ante la dirección de Asuntos Internos de la Policía, del seis de mayo, la víctima interpuso denuncia por el allanamiento injustificado y abuso sexual.
Mairena Herrera denunció que el hostigamiento policial contra ella y su familia fue porque participó en las protestas y hasta le dio comida a sus vecinos que participaron en los tranques. “Yo sé que los sapos (militantes del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional) de mi barrio fueron los que dieron esa información de que yo vendo droga para que me echaran presa”.
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La víctima era propietaria de un restaurante pero por el asedio y amenazas recibidas por parte de la policía y paramilitares se vio en la obligación de cerrar su negocio.
Estos Asesinos y Criminales no tienen vergüenza, incluso las mismas mujeres policías están manchadas de sangre. Pronto les alcanzará la justicia.