El italiano Amérigo Incalcaterra, miembro del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), se refirió a las negociaciones que se están llevando en Nicaragua desde febrero de 2019 entre los voceros del régimen de Daniel Ortega y los representantes de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia. Incalcaterra parte de la premisa de que «lo que ha sucedido en Nicaragua ha sido un abuso de parte del Estado y que se han cometido crímenes de lesa humanidad», y aseguró en una entrevista para el medio de comunicación 4tomono que para el GIEI hay una serie de precondiciones necesarias para sentarse en una mesa de negociación, «mesa que debe de estar limpia».
Incalcaterra destacó «que para la solución de temas políticos es necesario un diálogo (…) pero la mesa tiene que estar limpia, porque una cosa es discutir cuestiones políticas y otra cuestión es limpiar la mesa antes de sentarse. Nosotros hemos dicho claramente que no hay condiciones para hacer justicia en el país, por lo tanto, en todos los casos nosotros hemos pedido la liberación de todos los presos políticos y que se revise por estructuras independientes lo hecho por el actual sistema judicial».
El delegado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) fue uno de los representantes de esa organización que el 21 de diciembre de 2018 presentó su informe final sobre la situación de los derechos humanos en Nicaragua llegando a la conclusión que el régimen de Daniel Ortega había cometido crímenes de lesa humanidad en contra de los nicaragüenses.
La Alianza Cívica y el régimen de Daniel Ortega anunciaron el 20 de marzo que llegaron a un acuerdo por el cual van a ser liberados todos los presos políticos que se encuentran en las cárceles sandinistas. Dicho proceso finalizará antes de 90 días.
El miembro del GIEI recalcó que los presos políticos no deben de ser vistos como una moneda de cambio en las negociaciones, ya que las masivas capturas ilegales y secuestros durante los meses de protesta fueron «poner adentro (de la cárcel) la mayor cantidad de personas, estudiantes, líderes, personas comunes, acusándolos de barbaridades y medias para después negociar la liberación además una liberación que no es una liberación», opinó el experto al referirse a los 150 presos políticos que hasta el momento han puesto bajo el régimen de casa por cárcel.
Amérigo Incalcaterra que en el pasado trabajó en la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos como representante regional para América del Sur, Representante en México y Guatemala y director adjunto en Colombia, manifestó que estas masivas detenciones de los líderes sociales fueron para el GIEI algo «perverso, el análisis de los casos que se están judicializando para nosotros no tienen ningún sustento para tener esa persona detenida y con la barbaridad de la sentencia en algunos casos».
En octubre de 2018, el GIEI, en uno de sus informes preliminares, recomendó a la dictadura de Daniel Ortega, la creación de una Fiscalía Especial para investigar los hechos de violencia que se perpetraron desde el 18 de abril en Nicaragua.
«Es imposible hoy día, pretender hacer justicia en Nicaragua con un sistema judicial como el que tenemos. Prácticamente está cooptada la Fiscalía, la Policía y el Poder Judicial en el país por las estructuras y por funcionarios afines al gobierno de Daniel Ortega», aseguró el miembro del GIEI, quien además destacó que luego de un proceso de justicia real en el país los nicaragüenses se tienen que reunir «y tratar de buscar la solución a los problemas que han originado estos problemas inaceptables».
Amérigo Incalcaterra se desempeñó como comisionado adjunto de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). Participó en operaciones de mantenimiento de paz en Centroamérica, cumplió funciones de asesor del Departamento de Asuntos Políticos y el Departamento de Mantenimiento de la Paz de la ONU, asesoró a los representantes especiales del secretario general. Ocupó cargos de protección y de programa con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, en Guatemala, México, Belice, Cuba y Angola. Desde el 2 de julio de 2018 integra el GIEI para Nicaragua junto a Sofía Macher, Claudia Paz y Paz y Pablo Parenti.
Lo dije antes, lo digo ahora y lo seguiré diciendo hasta el aburrimiento: ORTEGA QUIERE LLEGAR AL 2021 PARA SEGUIR GOBERNANDO DESDE ABAJO.
Aunque saquen a los presos y sacrifique unos cuantos chivos expiatorios, e incluso, aunque pierda las próximas elecciones, ese es su más preciado anhelo. Volvernos a embriagar de triunfalismo y subestimarlo creyendo que porque aparenta estar más débil que nunca, es una verdad absoluta, sería una gravísima estupidez de nuestra parte. La serpiente, aún con la cabeza cortada muerde, así que, ¡mucho cuidado!, porque su estrategia no ha cambiado en nada:
(1) MANTENER LAS COSAS COMO ESTÁN PARA DESMOVILIZAR A LA GENTE Y QUE PIERDA LA ESPERANZA EN UN CAMBIO REAL; reavivando y profundizando el egoísmo, el miedo, el acomodo y la indiferencia con un cóctel que incluye: represión, crisis económica y medidas recaudatorias. Si a esto le agregamos un distractor social compuesto por guaro, cerveza, drogas, béisbol, novelas, moda, música y consumismo estupidizante, que han sido profundamente capitalizados por la dictadura, los resultados esperados no podrían ser mejor para Ortega y su pandilla;
(2) DIVIDIR A LA OPOSICIÓN Y ENFRENTAR AL PUEBLO, que es algo que están haciendo desde antes que iniciara esta insurrección cívica, y que profundizaron con su campaña infame de propaganda y desinformación, pero también que se ha visto favorecida con la actitud indolente de muchos nicaragüenses traga cuentos y con la actuación vergonzosa de zancudos y oportunistas que legitimaron unas elecciones regionales fraudulentas, con las que le regalaron a Ortega uno de los pilares para su estrategia de desestabilización del próximo gobierno.
(3) APROVECHAR LA DISTRACCION DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL PARA SEGUIR GANANDO TIEMPO Y QUITARSE LAS SANCIONES DE ENCIMA, para lo cual siguen haciéndose los sufridos, con acuerdos chuecos como la liberación de todos los presos políticos en 90 días, que si bien no le cayeron en gracia a nadie, tampoco es que hayan levantado ampollas en la comunidad internacional, porque hasta ahora nadie ha levantado la voz de verdad o se ha plantado con el tema. El clavo, y en esto también hay que ser claros, es que, por mucho que nos guste la idea, NADIE DE AFUERA VA A VENIR A RESOLVERNOS EL PROBLEMA y al igual que en Venezuela, tampoco vendrán a resolvernos lo que ocurra después de Ortega, por tanto, si seguimos de ciegos babosos, egoístas y acomodados, cediendo espacios y perdiendo tiempo como estamos, preparémonos, porque, nos guste o no, seguiremos exportando impunidad por toneladas, y por supuesto, metidos en pactos y componendas que, como mínimo, asegurarán un orteguismo sin Ortega durante los próximos 50 años, o en el peor de los casos, un país eternamente secuestrado por una pandilla de ratas, que llegaron al Sistema Democrático Interamericano para quedarse. De nosotros depende.