Debido a la dificultad que muchos nicaragüenses tienen para encontrar un empleo en Costa Rica, un joven exiliado decidió iniciar un proyecto emprendedor: la venta de chileros y rompope con su marca propia, “Charlys”. Presentado oficialmente durante una feria de nicaragüenses exiliados, Carlos logró vender casi la totalidad de los productos que había llevado. Los compatriotas que llegaron al lugar donde se vendía como pan caliente comida nicaragüense, no dudaron en adquirir los chileros o los rompopes que Carlos y otros amigos ofrecían.
Carlos comentó a Artículo 66 que “esta es una iniciativa que surgió por la falta de empleo desde que vine exiliado de Nicaragua, por eso decidí emprender algo con lo que pudiera subsistir para ayudarme con mis gastos. Esta idea surgió con un amigo costarricense, quien me ha brindado la mano para poder estar acá”.
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La idea del nombre de la marca se debe a que el amigo costarricense de Carlos se llama igual, por eso decidieron que los productos se identificarían como “Charly”. “Decidimos fusionar los dos nombres y que fuera una marca que nos identificara a los dos, por eso le pusimos Charly”.
Carlos es uno de los miles de jóvenes nicaragüenses exiliados que tuvieron que huir del país debido a la represión. Originario de la isla de Ometepe, estudiaba quinto año de medicina en la UNAN-León. Para culminar su carrera le faltaba un año del internado y el servicio social.
Cruzó la frontera sur como muchos estudiantes universitarios para resguardar su vida de las amenazas que sufría por fanáticos del régimen orteguista. Lo culpaban de haber participado en las marchas desde el 19 de abril y haber atendido a personas heridas en las manifestaciones. “Me vine por la persecución que tenía allá, era estudiante de medicina y por querer una Nicaragua mejor, por ayudar a los enfermos, a los estudiantes, me costó el exilio, pero no me arrepiento”, aseguró.
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Ahora en Costa Rica ofrece sus productos a través de su página de Facebook y acude a algunas ferias que realizan nacionales exiliados para vender. “La idea es más adelante crecer un poquito más y sobre todo ayudar a generar micro empleos a otros jóvenes exiliados. También más adelante empezar a hacer café, al estilo orgánico nicaragüense y ver de qué manera se puede implementar aquí también y otra idea es aprender a hacer cajetas y otros dulces.”
Mientras la situación político-social no mejore en Nicaragua Carlos se preocupa en adquirir los insumos para sus productos en las ferias campesinas que se realizan los días sábado, lugar donde los adquiere a precios más accesibles. Sin embargo, la idea de Carlos es regresar para continuar con su carrera y llevarse su emprendimiento con él.