En el costado sur de La Placita, en Monimbó, se ubica una hermosa casa de dos pisos, pintada en color blanco. El inmueble es propiedad de la doctora Janeth Solórzano, especialista en ginecología. Según fuentes cercanas a la doctora Solórzano, esta fue cedida por ella a los jóvenes brigadistas para atender a los heridos en los conflictos en contra de la nueva dictadura orteguista, que dejó 36 asesinados, en Masaya, según el último informe de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH).
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“Nosotros no teníamos lugar para atender a los heridos, pero la familia Solórzano, nos permitió quedarnos en esa vivienda y atender a los heridos. Ese lugar se convirtió en el puesto médico más reconocido en esos tiempos terribles. Nosotros no hacíamos excepción de personas, atendíamos sin distingo de color político, pero el pasado 16 de julio decidimos huir de esa casa porque se nos comunicó que la guardia de Ortega venía con todo a Monimbó”, comentó un joven brigadista que omitió su nombre por miedo a represalias.
Tomada por la policía del régimen
La famosa casa blanca de Monimbó, pasó de ser un centro médico a una guarida de la policía del régimen, que desde el pasado 17 de julio se la tomó y la convirtió en puesto de mando. “Como la casa es de dos pisos y los vidrios polarizados, bien pueden observar todo lo que pasa en la calle, desde allí les dispararon a muchos jóvenes, hoy en día es un puesto de mando. Esa casa nunca está sola, siempre hay guardias, dos o tres se quedan adentro y otros dos se ubican en La Placita, para vigilar y estar al tanto de todo movimiento”, comentó una vecina identificada como Margot.
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Según fuentes, la familia Solórzano, está fuera del país, desde el pasado mes de mayo, no sin antes dejar la casa en manos de los brigadistas médicos. “La doctora Janeth Solórzano Salió del país junto a su familia, cediendo la casa a los muchachos que curaban a los heridos, según escuché, la familia solicitará de manera formal le devuelvan su vivienda”, informó otra vecina, en condición de anonimato.
Asedio constante en La Placita de Monimbó
Según los vecinos, la policía orteguista mantiene vigilancia permanente a través de simpatizantes del régimen, identificados como “orejas. “Esto es diario, nada está normal cuando a cada momento te vigilan, no solo se andan paseando por toda la placita y la iglesia San Sebastián, sino que supervisan si toman fotos o qué es lo que habla la gente. Hace una semana vino un gringo a comprar, andaba su cámara en la mano, al momento se le acercaron dos guardias y lo obligaron a que le mostrara las fotos y le dijeron que no hiciera ninguna toma”, dijo Rosa Gaitán, clienta del tiangue La Placita.
Los vecinos y comerciantes de Monimbó se quejan porque esa labor de vigilancia y persecución que realizan los policías, paramilitares y “orejas” del oficialismo también ahuyenta a los visitantes. El miedo a ser secuestrados o encarcelados provoca que el comercio siga de capa caída.