Un deterioro en el acceso de los nicaragüenses a sus garantías democráticas, es una de las principales preocupaciones que expresó el Movimiento Sindical, Indígena y Campesino Guatemalteco (MSICG), a través de un comunicado en el que destacan que “la construcción de la paz desde la perspectiva de la izquierda coherente con la esencia democrática de sus luchas a nivel mundial impone la necesidad de un pleno respeto al derecho a disentir, opinar, manifestarse y elegir libremente y de que el Estado sea garante de esas libertades”.
La central sindical, igualmente, destacó que “la réplica en la izquierda de patrones de conducta típicos de la derecha del subdesarrollo no solo elimina la esperanza de los pueblos en que la izquierda constituya una alternativa que implique un verdadero cambio sino que da lugar a escenarios caóticos y propicios para que se afirmen intereses contrarios a la población”.
El discurso que pretende vender el régimen de Daniel Ortega de ser un gobierno de izquierda no es creíble para el Movimiento Sindical de Guatemala, quien en su comunicado, resaltó que “la condición de izquierda de un proceso y la condición de revolucionarios, no son condiciones nominales, sino producto de conductas, principios y valores que de momento urgen ser recuperados para impedir que la voluntad del pueblo sea suplida, en uno u otro sentido, por voluntades ajenas a la izquierda, a la soberanía y a la propia democracia”.
La crisis sociopolítica en Nicaragua inició el 18 de abril por unas reformas a la seguridad social que fueron derogadas cinco días después, pero que ya habían dejado cerca de 50 asesinatos. A la fecha, los organismos nacionales e internacionales de derechos humanos registran entre 322 y 500 muertos. La exigencia de los ciudadanos opositores al régimen es justicia, democracia, elecciones anticipadas y la salida del poder de la pareja presidencial.