El sufrimiento de las familias campesinas que tienen a sus hijos o hermanos presos es aún más terrible que el de los que viven en la ciudad. Muchos hasta se sienten culpables por no tener dinero para ir a ver a sus reos políticos. Esto es lo que vive la familia Lagos, ellos tienen más de dos meses de no poder ver a Jeisy Junieth Lagos, de 24 años, que fue apresada y está enfrentando un proceso judicial desde las celdas del Sistema Penitenciario de Mujeres, conocido como “La Esperanza”, por protestar contra la dictadura de Daniel Ortega.
El último recuerdo que tienen los familiares de la presa política Jeisy Lagos es el del momento en que agentes de la Policía, junto a sujetos encapuchados y armados, llegaron a la comarca América, en Jinotega, y la sacaron por la fuerza de la casa de uno de sus tíos.
“Ese día que ellos llegaron a traerla ella no puso resistencia, más bien le puso las manos para que la enchacharan (esposaran). Lo único que les pidió fue permiso para ir al baño, porque andaba la menstruación y quería ponerse una toalla sanitaria, pero los policías no la dejaron. Entonces ella (Jeisy) les dijo: ´bájame el calzón y me la pones vos´”, recuerda su hermana Lucía Lagos, quien describe a su Jeisy como una mujer decidida y segura de sí misma.
Antes fue policía
Jeisy Lagos fue detenida el pasado 26 de julio, a las 6: 30 de la tarde. La joven ya sabía que había una orden de captura en su contra, esperando ser ejecutada por la institución policial, esto por las amistades que conservaba en la Policía, tras servir más de cinco años a la institución del orden.
Desde los 17 años, Jeisy ingresó como Policía Voluntaria y, posteriormente, tras estudiar en la Academia, se desempeñó como suboficial en el área de inteligencia, en la estación policial de Jinotega, pero se dio de baja al necesitar tiempo para criar a su hijo, quien ahora tiene cinco años y no está enterado de que su madre es una presa política.
La joven tiene más de tres meses de estar detenida por protestar en contra del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, además, de proveer comida y café a muchachos que decidieron levantar tranques en Jinotega. Actualmente, es acusada por el Ministerio Público de ser “terrorista, entorpecer los servicios públicos, secuestrar, torturar y robar”, en los tranques que se colocaron en la comarca Villa Valencia, de Jinotega.
Lagos es descendiente de una familia de campesinos que se dedican a la agricultura. Ellos no la apoyaban en su decisión de participar en las manifestaciones azul y blanco, pues temían de las represalias que podían venir en su contra. La mamá de Jeisy, Ismelda del Rosario Lagos, se acuerda que, desde el 19 de abril, empezó a decirle a su hija que no anduviera en esas marchas y, posteriormente, le advirtió que no fuera a dejar comida a los tranques, pero Jeisy estaba decidida a seguir haciéndolo porque rechazaba la represión gubernamental.
“Nosotros no estábamos de acuerdo en que anduviera en las marchas, presentíamos que le podía pasar eso. Nosotros como familia la aconsejábamos ´no andes en eso, salite´, pero como ella es independiente, entonces no nos escuchaba porque ella estaba con que su lucha era pacífica, porque decía que las autoridades estaban siendo injustas”, detalló Ismelda Lagos.
La madre de Jeisy lamenta que ahora a su hija la tachen de delincuente, cuando toda la vida fue estudiosa y trabajadora. Antes de ser apresada se ganaba la vida administrando un pequeño hotel en Jinotega. Ismelda Lagos refiere que la detención de su hija le ha ocasionado desordenes en la presión, además, se ha puesto peor porque la trasladaron a Managua, lugar al que no han podido ir a verla ya que son de escasos recursos, la mayoría de la familia gana dinero si produce la tierra, otros viven de cortar café y, en estas fechas, no es temporada. Las limitaciones económicas agobian a la mamá de Jeisy, quien aseguró se siente culpable por no haber podido, en estos meses, llevarle la medicina que necesita su hija para tratar la diabetes, por lo que suplica que la devuelvan a Jinotega.
El caso de la joven Lagos lo lleva un abogado particular, que la familia paga con muchos sacrificios. La audiencia del juicio de Jeisy la han pospuesto en dos ocasiones y ahora le toca el próximo 17 de octubre. La madre de la joven reiteró su súplica para las autoridades que trasladen a Jeisy Lagos a Jinotega, pues son de escasos recursos y con lo poco que ganan no pueden juntar para viajar y, además, comprar las medicinas y objetos personales de la joven detenida.
“No hemos podido ir a verla desde que la trasladaron a Managua. Cuando estuvo en Jinotega íbamos a las audiencias, preliminar e inicial. Pero nosotros no estamos de acuerdo en que se la hayan llevado allá, porque somos de escasos recursos y se nos complica juntar el dinero para pagar el abogado, comprar las medicinas que ella necesita y hacer el viaje. Hasta hace poco juntamos para comprar las pastillas que ella necesita para el azúcar, pero ahora estamos viendo cómo hacer para hacer ese viaje que nos puede costar como 500 córdobas”, explicó Ismelda, evidentemente angustiada.
La familia además de pedir el traslado de Jeisy demandan su liberación. Ismelda Lagos asegura que su hija es una mujer inteligente, estudiosa, que sirvió al Gobierno, desde la Policía, hace tres años y no se merece que la priven de su libertad, pues afirma que no es capaz de cometer todo de lo que la acusan. “Yo sé que no lo hizo”, enfatizó la campesina.