La tarde de este lunes, 17 de septiembre, murió el joven Ezequiel Gamaliel Leiva García, de 26 años, quien llevaba cerca de cuatro meses en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital Salud Integral, en Managua. Leiva García había recibido un disparo en el costado izquierdo de su cuerpo, el 28 de mayo, cuando protestaba con otros jóvenes, cerca de la Universidad Nacional de Ingeniera (UNI). Los universitarios fueron atacados a balazos en el recinto de la UNI por policías y paramilitares orteguistas.
Pese a permanecer entubado en la cama del centro hospitalario, el lunes, 4 de junio la policía orteguista acusó a Ezequiel Gamaliel Leiva García y a Néstor Manuel Tiffer de ser los autores del asesinato del ciudadano estadounidense Sixto Henry Vera, quien fue ultimado la madrugada del sábado 2 de junio, en el sector del paso a desnivel de Rubenia, en Managua.
Dos días después del ataque donde fue herido, el joven Leiva García entró en coma. Desde el 30 de mayo permanecía en estado delicado, por lo que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente esa misma noche y finalmente conectado a un ventilador mecánico, hasta que finalmente se rindió ante la muerte.

Desde entonces, el señor Gamaliel Leiva Mendoza, padre del joven, denunció ante el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), la inocencia de su hijo ya que era imposible que Ezequiel se levantara del coma y saliera del hospital a asesinar al norteamericano.
El calvario para la familia Leiva García había iniciado, la policía los acosaba constantemente, les decían que cuando el joven saliera del coma lo iban a arrestar y hasta los amenazaban con sacar a Ezequiel del hospital.
Según Salvador Marenco asesor legal del Cenidh dicha acusación en contra de Leiva García carecía de fundamentos, violaba la presunción de inocencia y demostraba el doble rasero de la policía sobre los casos que investigaban y los que no.
«No podemos hablar de que respetaran la dignidad humana, la familia era acosada y les decían que se lo iban a llevar cuando se recuperara. Se evidencia un doble rasero, por un lado, acusaban a Ezequiel, pero por otro lado no se investigaba quien le disparó al muchacho».
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El abogado refirió que la policía nunca presentó una sola línea de acusación coherente, que en lugar de eso realizaron un trato inhumado, y que se estaban ensañando con la familia y contra el joven.