[vc_row][vc_column][vc_column_text]La reanudación del Diálogo Nacional generó esperanza y zozobra en los nicaragüenses. Aunque la mesa de conversaciones entre representantes del Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo reinciaron con la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, este 15 de junio en el Seminario Nacional Nuestra Señora de Fátima, la represión no se detuvo y los tranques puestos por el régimen de Ortega en las negociaciones tampoco.
Los representantes del Gobierno en todas sus intervenciones no pararon de culpar a la Alianza de toda la crisis en Nicaragua, indicando que las protestas sociales encabezadas por los tranques es lo que está desencadenando delitos en todo el país. Sin embargo, lo más preocupante para los obispos, que fungen como Mediadores y Testigos, fue la negativa de éstos a aceptar la propuesta de la Conferencia Episcopal que les sugería que se tomara una decisión inmediata y con carácter de urgencia sobre la llegada de los representantes de; la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea (UE), para que estos expertos pudieran entrar al país a investigar e identificar a los responsables de los delitos cometidos, en estos últimos 58 días de resistencia nicaragüense.
La propuesta de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) consistía en que el Estado debía “urgir la presencia de la CIDH en Nicaragua, solicitar de manera urgente que la CIDH anuncie los miembros del Grupo Internacional para que visiten Nicaragua para trabajar en el terreno por 6 meses. Urgir la presencia del Alto Comisionada de la ONU, que venga a complementar a la CIDH y urgir la presencia de la Unión Europea”.
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Aunque la propuesta de la CEN se apegaba a los puntos expuestos con anterioridad al presidente Ortega, en la carta con la lista de temas enviada el pasado 7 de junio, los representantes del Gobierno de Nicaragua en su totalidad votaron en contra, aunque la Alianza la apoyó completamente.
La Alianza respaldó la propuesta de la CEN, misma que al inicio del Diálogo refirieron que era necesaria para “dar garantías para continuar la mesa de conversaciones”, según las palabras de la presidenta de la Cámara de Comercio Americana para Nicaragua (AMCHAM), María Nelly Rivas.
La respuesta de los representantes del régimen de Ortega fue lamentada por los obispos que son Mediadores y Testigos. Moseñor Silvio José Báez afirmó “es lamentable, deplorable, es triste que no podamos llegar a un acuerdo cuando en una sociedad se pierde la estabilidad, cuando la justicia queda desequilibrada y dañada (…) Si todos estamos aquí por la verdad, comenzando por los obispos, no veo por qué no se acepte la intervención de una tercera instancia que pueda deslindar responsabilidades de restablecer la verdad. Yo lamento que lleguemos a este punto. Nicaragua necesita restablecer la justicia. En Nicaragua nunca ha existido una Comisión de la Vedad”.
La CEN, nuevamente, por la falta de consenso impuesta por el régimen de Ortega decidió suspender, momentáneamente, el Diálogo y reunirse en la tarde, en la segunda parte, con una Comisión Mixta de 3 de cada una de las partes, para buscar un acuerdo que deje resultados tangibles de este reinicio de las conversaciones.
Los obispos habían sentenciado, desde antes de iniciar el Diálogo, que de no darse resultados que demostraran la disposición de ambas partes para llegar acuerdos de la solución de la crisis, ellos se retirarían y darían por culminadas las pláticas. No obstante, hoy se cumple un mes de que empezó el Diálogo Nacional entre el régimen orteguista y la Alianza, pero los obispos indicaron que no desean levantarse de esta mesa, porque, consideran que es el único camino pacífico para hallar solución a la crisis que enfrenta Nicaragua.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]