[vc_row][vc_column][vc_column_text]Las mujeres marcharon sobre la calurosa Managua, se tomaron las calles con sus demandas, con sus pancartas, con sus denuncias y sus canciones. Una columna de mujeres unidas por la igualdad se dejó ver y sentir por los casi tres kilómetros que hay desde los portones del Colegio Teresiano hasta la universidad Centroamericana (UCA).

El punto de partida para mi es simbólico, los portones del colegio que tiene el nombre de Santa Teresa de Jesús, la religiosa que es quizás una de las primeras mujeres feministas de la Iglesia Católica, una institución que históricamente ha sido dirigida por hombres.

Santa Teresa de Ávila fue una mujer libre e independiente, por mucho que esto se contradiga con su vida de monja de claustro. A ella se le atribuye una frase que todavía es vigente «el mundo nos tiene acorraladas». Fue una mujer que se enfrentó a la inquisición, obispos y autoridades de su tiempo y luego de más de 400 años de su muerte un grupo de mujeres salen de un colegio que lleva su nombre para exigir el respeto a sus derechos y la equidad entre hombres y mujeres.
Contra los femicidios y la violencia
Una de las principales consignas que se escucharon en la capital y en otras ciudades de Nicaragua fue «vivas nos queremos», entre otros gritos contra la violencia que sufren las mujeres.

En dos meses y medio en Nicaragua se cuentan 12 femicidios, el último ocurrió Pantasma, Jinotega. Una mujer embarazada fue asesinada por su pareja, casualmente el día de la mujer, el día en que miles marcharon en el país para que ese tipo de crímenes no siguan.
La violencia contra la mujer en los últimos años ha escalado de manera rápida. Acosos en las calles que se viralizan en las redes sociales, para bien o para mal donde se demuestra que somos un país que se esfuerza por ridiculizar a las mujeres y menospreciar su trabajo, denuncias y sus luchas.

Trabajar y marchar
Entre la multitud de mujeres que se tomó las principales calles de Managua iba María Esther, una mujer morena y algo encorvada por la mochila grande que carga en la espalda, lleva su pañuelo morado, símbolo feminista, en el cuello y enfrente lleva una batea con chicles, caramelos y cigarrillos.

María Esther vive en Managua, es vendedora ambulante desde hace varios años y con el dinero que reúne mantiene a sus tres hijos. Le pregunto sobre el Paro Internacional de Mujeres, el movimiento que promovió una huelga internacional en la cual las mujeres dejarían sus trabajos para salir a las calles a marchar, pero María Esther me dice que no sabía de ese movimiento, que igual ella siempre tiene que trabajar.
«Igual yo ando trabajando, pero también ando marchando. No puedo dejar de trabajar por mis niños que tengo que darles de comer, pero aquí ando y espero que todo vaya bien en la marcha y terminemos bien sin violencia».
A nivel internacional se realizó un paro generalizado para hacer visible el trabajo de las mujeres, tanto el remunerado como el no remunerado.

El 8M de Managua y sus demandas
Las mujeres marcharon también para exigir la despenalización del aborto, para exigir un Estado que sea laico ya que, según ellas, aunque la constitución dice que Nicaragua es un país sin religión oficial «el gobierno utiliza símbolos religiosos para manipular a la gente».

Las feministas también exigieron igualdad salarial para las mujeres que realizan los mismos trabajos que los hombres, demandaron acceso a la salud de calidad y que se cumplan las sentencias sobre pensiones alimenticias.
María Teresa Blandón fundadora del programa Feminista La Corriente, dijo que exigían una equidad real entre hombres y mujeres y señaló al Estado y a una parte de la sociedad de ser apática ante la ola de violencia que sufren las mujeres en Nicaragua.

«Estamos demandando al Estado el cumplimiento de las leyes y a la sociedad que tome nota, que se preocupe, que haga algo ante esta ola creciente y atroz de violencia que están sufriendo las mujeres».
Este 8M es histórico ya que centenares de asociaciones y de colectivos feministas han llamado al primer paro de mujeres, en el cual por 24 horas las mujeres dejarán de realizar sus trabajos cotidianos. El lema es «si las mujeres paramos, se para el mundo». Según el Foro Económico Mundial, la brecha social y económica entre hombres y mujeres de esta década es mayor que hace 8 años.
La marcha que arrancó a las 10 de la mañana recorrió la carretera a Masaya hasta Metrocentro, y de ahí giró hacia la parada de la Universidad Centroamericana. Las mujeres (y hombres que se sumaron) bailaron, sonaron tambores, levantaron sus pancartas y gritaron para exigir que se detenga la violencia y los femicidios.

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